· ¿CUÁLES SON LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES?
Colaboración para Global Media:
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25
DE MAYO DEL 2020
Estamos en estas fechas aun pensando porqué hablamos
de manera separada de derechos humanos para las mujeres, les invito a reflexionar
sobre la importancia de recordar, -hoy 25 de mayo que se conmemora como cada
mes el día naranja- que en la ley todas las personas tenemos los mismos
derechos, pero que los esquemas culturales de nuestras diversas sociedades nos
impiden que los disfrutemos plenamente. Pensemos en los espacios que hemos
ganado las mujeres en materia de derechos humanos.
¿Por qué separamos derechos para las mujeres como si
fueran derechos exclusivos para nosotras? Hace muchos años no teníamos los
derechos de manera igual hombres y mujeres, y vayamos un poquito lejos en el
tiempo a partir de que se formaliza la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos
el 10 de diciembre de 1948: donde se señala que todas las personas nacemos
libre e iguales en dignidad y derechos. Las mujeres tenemos derecho en primer
lugar a no ser discriminadas por nuestra condición de ser mujeres, tenemos
derecho a no vivir violencia, tenemos derecho al trabajo y a salarios digno.
La principal acción que limita a muchas mujeres es
precisamente la desigualdad que se genera a partir de la discriminación, que
aún persiste en muchas sociedades, por
eso la ONU hace más de 40 años promovió la Convención sobre la Eliminación de
todas las Formas de Discriminación, se establecieron rutas de acción que debían
seguir los gobiernos para alcanzar la igualdad de género, que ha sido uno de
los trabajos más complejos porque es enraizar en el imaginario social que somos
iguales en derechos y dignidad.
Por tanto la violencia contra las mujeres vista ya
como un asunto de discriminación fue en un gran paso para que los gobiernos
cambiaran, modificaran y crearan leyes en las que se sancionan estos hechos que
nos ponían en una grave desventaja, porque la violencia es producto de un acto
de poder contra una persona que no lo tiene. Por eso contamos ahora con
instituciones que se dedican a la creación de políticas públicas en beneficio
de las mujeres. Había que trabajar más en otros derechos como la educación, el
acceso a la salud, la cultura, el empleo, la tecnológica, y también por una
exigencia internacional relacionada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Pero aun no estamos en igualdad de condiciones, la
Plataforma de Acción de Beijing en 1985 señaló que los derechos civiles, culturales,
económicos, políticos y sociales, incluido el derecho al desarrollo, son
universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí: “Los
derechos humanos y las libertades fundamentales son patrimonio inalienable de
todos los seres humanos; su promoción y protección es la responsabilidad primordial
de los gobiernos”.
Por tanto, tenemos derechos que se les han denominado
civiles y políticos, que nos ponen en el mismo plano de igualdad a hombres y
mujeres para poder participar en la toma de decisiones desde los espacios
públicos. Ahora lo vemos como si fuera casi normal pero no ha sido así.
Justamente en esta legislatura local y la federal por
primera vez tenemos paridad, este concepto se construyó a partir de una larga
trayectoria de actividades de lucha de muchas mujeres para alcanzar ya no
solamente cuotas en los congresos, denominadas de Género, que en México hasta
hace unos años era del 30% posteriormente subió al 40%, hasta alcanzar lo que se
denomina como paridad, que quiere decir que debe haber 50 por ciento de hombres
y 50 por ciento de mujeres en las legislaturas y en general en los puestos
públicos de toma de decisiones.
Este es un ejemplo del trabajo realizado para alcanzar
la igualdad entre hombres y mujeres, que continúa porque llegar a este punto no
fue fácil, hay casos de violencia política contra mujeres que alzaron la voz
para pedir igualdad plena.
Preguntémonos ahora si a pesar de que legalmente somos
iguales ¿En los hechos lo ha sido?
Recordemos todas las acciones que ha implementado la
Organización de Naciones Unidas y aún falta mucho por hacer, de 195 países adheridos
sólo 143 garantizan la igualdad entre hombres y mujeres en sus constituciones,
la discriminación de la mujer todavía está de manera indirecta, se puede
reflejar en leyes y políticas, en estereotipos por razones de género y en lo
más delicado que es en las normas y prácticas sociales, lo más difícil de
erradicar es ese imaginario colectivo en el que hemos vivido y que debemos
evitar que se siga reforzando de generación tras generación.
Hemos avanzado mucho en alcanzar esa igualdad plena,
pero sí es importante que reflexionemos sobre los privilegios que cada una de
las personas tenemos.
Nuestros Poder Legislativo, estatal y federal, es
nuestro máximo órgano de representación popular, a ellos les corresponde la
obligación de empatar los acuerdos y tratados internacionales de los que México
forma parte y traducirlos a leyes que busquen alcanzar esa igualdad plena. El
Congreso del estado en San Luis Potosí, dio muchos pasos en retroceso la semana
pasada en cuanto a garantizar a las mujeres nuestros derechos sexuales y
reproductivos protegidos en la Constitución.
Las mujeres tenemos derecho a estudiar, tener pareja o no, vestirnos como nos guste, decidir sobre
nuestro cuerpo, sobre nuestra sexualidad y sobre nuestra reproducción sin
presiones. Tenemos derecho a expresarnos libremente, a también hablar alto
cuando tengamos que hacerlo y reclamar nuestros derechos sin el temor que
existía antes de ser encarceladas, perseguidas o incluso asesinadas.
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