lunes, 20 de marzo de 2017

EL ACOSO CALLEJERO Y EL NIVEL DE VIOLENCIA EN LAS CALLES

EL ACOSO CALLEJERO Y EL NIVEL DE VIOLENCIA EN LAS CALLES
Colaboración para el programa A Detalle en Global Media
20 MARZO DEL 2017

Cuando hablamos de violencia contra las mujeres en las calles, quizá podamos asociarlo a agresiones física, que pueden ir desde tocamientos, lesiones o violación. La acoso callejero, los piropos, las palabras que parecen sólo un saludo esas pocas veces las asociamos a actos de violencia, porque hemos hecho normal algo que no lo es.

Las mujeres y los hombres podemos percibir cuando un discurso es hiriente, o cuando una serie de comentarios tienen el propósito de lastimarnos hasta afectarnos en nuestra dignidad. ¿Qué ha pasado con el tiempo? ¿Han disminuido las palabras que se dicen a manera de piropos en las calles?¿Qué le ocurre a una mujer cuando se atreve a levantar la voz en contra de hombres que acosan? Hemos normalizado actuaciones de las personas en la vía pública que claramente son una agresión, como algo normal o como parte de la naturaleza del hombre.

En el aspecto biológico descansamos muchas actitudes y acciones de los hombres como algo normal o natural, nos ha costado a muchas mujeres tener que reprimir la vergüenza de recibir comentarios obscenos o aquellos que están disfrazados de un tamiz educativo, que nos hacen creer que no debería molestarnos. Nos han enseñado a lo largo del tiempo que es culpa nuestra que los hombres nos hagan comentarios hirientes, entonces cargamos con la culpa y nos quedamos calladas.
Es en el silencio como se reproduce la violencia.

En la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones Humanas ENDIREH 2011[1]  se mencionó que a pesar de muchos de los avances que se tienen gracias a los cambios en nuestras leyes y la conciencia de género que se ha estado buscando por parte del estado y de la sociedad civil, el contexto, la comunidad en la que nos estamos desarrollando no va al mismo ritmo, y se generan agresiones callejeras en contra de las mujeres todos los días, sin importar la edad.

Advierte la ENDIREH que en el espacio comunitario, el 31. 8 porciento de las mujeres de más de 15 años han sido víctimas de alguna agresión pública,  y que van desde los insultos hasta las violaciones, de este porcentaje  “(…) 86.5% sufrieron intimidación, 38.3 fueron víctimas de abuso sexual y 8.7% violentadas físicamente”. [2] 

Las mujeres sobre todo las adolescentes cuando son víctimas de este tipo de violencia lo que hacen es caminar más rápido, agacharse, tratar de llamar por teléfono, fingir que no se escuchó, etc., por el temor de que la comunidad no responda a apoyarles y prestarles el auxilio necesario.

Desde hace varios años [3] se ha buscado que se penalice el acoso sexual, en el Código penal federal en su artículo  259 Bis, en el Capítulo relativo al Hostigamiento sexual, abuso sexual, estupro y violación, se señala que se procederá a petición de la víctima castigar al responsable del acoso, lo que implica una gran responsabilidad de poder comprobar el hecho para que sea juzgado el responsable del delito.  Recientemente en mayo del año pasado se metió una iniciativa en la Cámara de Diputados para que se castigue con prisión de hasta cinco años.  Y por vez primera se define el acoso:

“(…) Asedie , atosigue o incordie sexualmente a persona de cualquier sexo o coaccione favores sexuales para sí o para un tercero o realice una conducta de naturaleza o connotación sexual indeseable para quien la recibe (…) además los comentarios lascivos de carácter sexual o insinuaciones de carácter sexual, gestos obscenos que resulten insoportables, intimidatorios, hostiles, humillantes u ofensivos; tocamientos indebidos, roces corporales, frotamientos contra el cuerpo o masturbación en lugares públicos o de acceso público, instalaciones o vehículos destinados al transporte público”.

El caso de muchas mujeres, jóvenes o ya mayores que todos los días reciben comentarios que no pidieron que hacen referencia o tienen una connotación sexual debe castigarse, pero ¿Qué ocurre si alguna decide, se anima y lo hace?  Ya vimos que inmediatamente existe la sanción colectiva en redes sociales, y los comentarios que ahí se vierten son un claro ejemplo de la violencia en la comunidad.

Tamara de Alba una joven que fue víctima en la Ciudad de México de este acoso verbal callejero decidió denunciar, todos y todas se lanzaron a criticarle con comentarios claramente agresivos sobre su persona. Las mujeres y hombres hemos normalizado que un hombre nos diga guapa, hermosa, linda, cuando no nos gusta, habrá a muchas mujeres que les agrade recibir esos comentarios pero a otras no y no se trata de hacer normal algo que no debe serlo.

Por los mismos días que Tamara fue víctima seguramente muchas otras mujeres lo fueron pero no se atrevieron a denunciar por temor, porque se piensa que no va a pasar nada, porque el hombre actuó en el anonimato y será muy difícil poder llegar hasta él, o porque sí se le conoce y lo más seguro es que podría tomar represalias. La persona que acosa quiere demostrar su poder y seguramente su virilidad y busca sin duda alguna intimidar a la víctima.

Estamos observando que no sólo nos intimida la persona que nos agrede, sino también las personas que en redes sociales avalan este tipo de situaciones y que además queda claro que se ha llegado a normalizar la agresión verbal.





[1] Instituto Nacional de Estadística y Geografía (México). Panorama de violencia contra las mujeres en San Luis Potosí : ENDIREH 2011 / Instituto Nacional de Estadística y Geografía.-- México : INEGI, c2013.
[2] Ibid. pp. 47
[3] Al respecto véase noticia http://www.cimacnoticias.com.mx/node/39335, en la que desde 2002 se pretendía incorporar el acoso como delito

lunes, 13 de marzo de 2017

¿SABEMOS DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES?

SABEMOS DE LOS  DERECHOS DE LAS MUJERES
Colaboración para el programa A Detalle en Global Media
12 MARZO DEL 2017

Durante la semana pasada y seguramente está, más mujeres, instituciones, organismos,  universidades, escuelas, hemos estado hablando de la violencia que se ejerce contra muchas de nosotras, hemos tratado de hacer visible que se ha habido esfuerzos continuos durante muchos años porque más mujeres sepan que tenemos los mismos derechos que los hombres.

Todas las acciones a favor de la promoción y además en ejercicio del derecho humano a saber, sobre los derechos que tenemos mujeres y hombres nos harán una sociedad que vaya alcanzando la verdadera paridad que se pretende, tal como lo señala la ONU con su lema para la conmemoración del 08 de marzo que es “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de Género” [1],  Desde el 2015 México se comprometió a hacer tangibles las reformas a la Constitución de 2014  favor de la paridad y la igualdad.

Cada año pretendemos que más personas conozcan los derechos humanos de nosotras, y que también se sumen con acciones diarias en la vida privada para poner nuestro granito de arena en fomentar una sociedad más equitativa e  igualitaria. Por supuesto que no está tan fácil, porque hablamos de hacer cambios en las mentalidades de  hombres y de mujeres, y que todas las instituciones involucradas se sumen a ello.

Estamos en dinámicas de transición que van caminando al mismo tiempo, es decir las mujeres estamos avanzando en varias líneas, en la erradicación de la violencia, en un 50-50, en disminuir las brechas de desigualdad, en alcanzar la paridad en la vida pública y política, en tener mejores salarios, en tener las garantías de acceso a la justicia, es tener la atención médica necesaria que nos permita avanzar en el campo que nos del desarrollo que ansiamos.

Estas aristas nos han abierto muchos caminos y avanzamos no al mismo paso como nos gustaría. Eso quiere decir que están conviviendo simultáneamente todos, habemos grupos de mujeres que necesitamos apoyar para que resuelvan temas de violencia estructural en el entorno comunitario y familiar, pero también estanos ya apoyando que se eviten los temas de violencia política y esto de alguna manera provoca que parezca que vamos a un ritmo lento y quizá que nos paremos.

Hay grupos de hombres que quieren evitar el empoderamiento y que recurren sobre todo a estrategias discursivas en las que señalan que hay más leyes que nos dan espacios de poder público y político sólo por ser mujeres, cuando no es de esta forma, muchas mujeres estamos preparadas y nos ha costado más esfuerzo alcanzar grados académicos, o nos ha costado más obtener un buen empleo, porque seguimos en una cultura que nos asigna funciones por nuestra condición de género que retrasa muchos de nuestros proyectos.

Es indispensable girar nuestra mirada a la atención de las acciones en favor de la reeducación de los hombres. Durante varias décadas el trabajo organizado de las instituciones y sociedad civil ha estado orientado en concientizar a las mujeres de sus derechos y de la forma en cómo pueden alcanzar el empoderamiento, pero hemos dejado de lado a muchos hombres a los que sobre la marcha les hemos mostrado la vida sin los roles tradicionales que deben llevar y que crecieron sin estereotipos de relaciones de poder entre hombres y mujeres.

Es con los grupos de hombres con quienes debemos trabajar y desarrollar acciones que den cumplimiento a la Ley de una vida libre de violencia de las mujeres, así como a la Ley de Igualdad entre hombres y mujeres, de tal modo que nos permita seguir avanzando en la prevención, erradicación y sanción de violencia contra las mujeres.

En los estos días hemos presenciado actos violentos contra mujeres que se encuentran en espacios políticos y públicos, y nos replantea los procesos de reeducación con los hombres. Un legislador por ejemplo, en esencia debe conocer su responsabilidad para actuar con perspectiva de género aun cuando no forme parte de su cosmovisión del mundo, o un servidor público, o un presidente municipal, o un líder sindical. Lo ideal es que quienes formamos parte de la administración pública sea natural la forma de incorporar por igual a hombres y mujeres.

Pero como hemos visto que esto no está siendo de este modo, es urgente que se reorienten las políticas públicas, las acciones y las estrategias de trabajo para que más hombres respiren igualdad y equidad, que se tome como algo natural en nuestras relaciones interpersonales, no sólo con hombres y con mujeres sino con personas de grupos o comunidades.

Estamos viendo un trabajo con perspectiva de género en los planteles educativos, desafortunadamente hay una disfunción palpable entre la educación que reciben niños y niñas, y lo que ven de las personas que les educan, sean los y las maestras o padre y madre dentro de los espacios de lo doméstico. Aún sigue registrándose una contradicción que nos lleva a avanzar lentamente para alcanzar la meta de la igualdad.

Las estrategias para la sociedad la debemos trazar entre todas las personas con mayor responsabilidad para el Estado porque tienen la obligación de cada una de las acciones que se realicen haya transversalidad de género.





[1] http://www.heforshe.org/es

lunes, 6 de marzo de 2017

PARIDAD ELECTORAL, EL CAMINO SIN UTOPIAS

PARIDAD ELECTORAL, EL CAMINO SIN UTOPIAS
Colaboración para el programa A Detalle en Global Media
06 MARZO DEL 2017

Tan de cerca el 8 de marzo, fecha en la que recordamos que las mujeres hemos tenidos que enfrentar la injusticia por el trato desigual, y además lo hemos hecho en el marco de una desigualdad constante que aún existe entre hombres y mujeres; también recordamos que ha habido muchos avances, a veces tuvieron que darse a empujones, literales y físicos. Hemos logrado visibilizar la violencia para que se den cambios en las leyes y tengamos las oportunidades de avanzar en todos los ámbitos de la vida.

En México los cambios estructurales en materia de paridad electoral, se da apenas en 2014, esto con el objetivo de hacer a un lado las cuotas de género en los procesos electorales y alcanzar una real paridad, en la que más personas de género femenino obtengan espacios públicos de elección popular.

A la luz de los años parece natural que las mujeres podamos participar en política, en procesos electorales, ya sea como candidatas o como votantes, esto ha sido muy accidentado, y ha costado incluso la vida a mujeres poder tener acceso a la participación. Cuando lo narramos de esta manera parece que de verdad hemos alcanzado lo que la ONU Mujeres señala del 50 y 50 en todos los ámbitos de la vida de las personas que habitamos México, y no es real.

En 2014 la ONU Mujeres reconocía [1] el cambio en la Constitución por la Reforma al Artículo 41, que garantiza la paridad entre los géneros, al mismo tiempo de celebrar exhortaba a México y a sus diferentes niveles de gobierno hicieran posible que se alcanzara con plenitud la reforma.

En San Luis Potosí, nos llegó el tema en este 2017 y parece una petición de favores la iniciativa que ha puesto en la agenda legislativa una diputada priista, cuando no se trata de una dadiva[2] sino de hacer tangible al ámbito local una disposición constitucional, la ONU ha señalado que esto nos fortalecerá a las mujeres en la participación en los partidos políticos, y ayudará a eliminar la brecha de exclusión [3].  Pero sólo en la discusión cuando se plantea el tema, salen a brote el verdadero pensamiento colectivo, en el que se nos sigue pretende seguir obstaculizando la participación.

Nos han confundido con los conceptos relativos a la igualdad y equidad, y las voces de muchas mujeres y de hombres es que debemos, si así lo deseamos las mujeres, competir en igualdad, hecho que es difícil en el sistema en el que crecimos y nos desarrollamos, las mujeres seguimos con una fuerte carga vinculada a nuestra condición de género, podemos participar siempre y cuando hayamos resuelto las trabas que por nuestra condición de mujeres nos han asignado los propios hombres.

Es importante que se hagan visibles las desigualdades en las que nos movemos en nuestro desempeño, para poder entonces llevar a efecto una igualdad sustantiva la que supone que se deben modificar condiciones que nos hacen difícil el acceso a las oportunidades de desarrollo [4]

La Igualdad plena y tacita es una compleja definición que cada persona la explica de acuerdo a sus intereses, hemos visto que no podemos alcanzarla ni en los 40 años que advierte la ONU si no hacemos las modificaciones necesarias a nuestras leyes, por ello en esta fase de reformas se requiere de definir la igualdad Sustancial [5], en la que se deben tomar medidas y acciones positivas o de discriminación inversa, hecho que los hombres consideran que es cedernos un espacio que no nos hemos ganado.

Las cuota de género nos abrieron la brecha, pero nos lastimaron en cuanto al discurso, porque lingüísticamente se le confirmó a muchos hombres que las mujeres podíamos estar en política si ellos nos daban la “oportunidad” mediante una cuota y no por méritos propios. Esto debió trascender como la esencia de la equidad de género y como parte de las medidas especiales de carácter temporal para eliminar la discriminación de nosotras en la vida política y en los espacios públicos, que había señalado la CEDAW. [6]

Es en esta parte en donde nos detuvimos en San Luis Potosí, en donde los legisladores se apoyaron en asesores que ellos mismos no tienen clara la interpretación de la igualdad, de la equidad, de la paridad, y estuvo a punto el Congreso del Estado a echar para abajo los principios constitucionales a favor de nosotras en materia de participación política. El Congreso tuvo que hacer palpables los cambios que le exigía la constitución, nos deja en desventaja en la parte de las elecciones municipales, porque se aplicará el principio de la paridad horizontal, 50 porciento de ayuntamientos deberán tener candidatas mujeres.




[1]  Texto en la sección de Noticias del sitio WEB ONU de ONUMUJERES, declaración hecha por Ana Guezmes Representante en México de ONU Mujeres,  publicado el 31 de enero de 2014, http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2014/01/paridad-electoral
[2] Al respecto véase MEDINA ESPINO, Adriana,  La Participación Política de las mujeres, de las cuotas de género a la paridad, Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género H. Congreso de la Unión Cámara de Diputados. LXI Legislatura, 2010, Ciudad de México.
[3]  Ibid. “Esta paridad electoral llevará a que las mujeres tengan mayor poder de decisión en los partidos políticos, a que se tomen decisiones más compartidas en cuestiones vinculadas con toda la población. La paridad de candidaturas ayudará a eliminar la exclusión estructural de las mujeres en la sociedad”.
[4] La igualdad de género, documento de ONU MUJERES,  2015, http://igualdaddegenero.unam.mx/wp-content/uploads/2016/08/onu-mujeres-igualdad-equidad.pdf, Pág., 4. (…) supone la modificación de las circunstancias que impiden a las personas ejercer plenamente sus derechos y tener acceso a oportunidades de desarrollo mediante medidas estructurales, legales o de política pública”.

[5] Igualdad, tomado de Docencia en sitio web de Miguel Carbonell, http://www.miguelcarbonell.com/docencia/Igualdad.shtml, “(…) remover los obstáculos que impiden el logro de la igualdad en los hechos, lo que puede llegar a suponer o incluso a exigir la implementación de medidas de acción positiva o de discriminación inversa; para su aplicación conviene identificar previamente a los grupos que, dentro de cada sociedad, se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, respecto de los cua­les se tendrán que tomar medidas de promoción y de especial protección”.
[6] Notas para la igualdad No.1, ¿Igualdad y/o equidad, Alda Facio,  http://paginas.facmed.unam.mx/deptos/sp/wp-content/uploads/2013/12/biblio-basica-1.3.2-1.pdf