lunes, 4 de junio de 2018

LA DELGADA LINEA…VÍCTIMAS A VICTIMARIAS


LA DELGADA LINEA…VÍCTIMAS A VICTIMARIAS
Colaboración para Global Media
04 DE JUNIO DEL 2018.

Las mujeres privadas de la libertad es uno de los grupos con varios grados de vulnerabilidad, por ser mujeres, jóvenes, indígenas, personas mayores y con la dificultad que tienen  para el adecuado acceso a la justicia. Muchas son abandonadas por sus familias, lo que trae como consecuencia el deterioro en su salud física y mental.

¿Hay un perfil de las mujeres que están recluidas en las prisiones de México? Sí. La investigadora Marcela Briseño[1]  advierte que son mujeres jóvenes entre 25 y 39 años de edad, con vida de pareja, sea casada, unión libre o abandonada por la pareja, madre de tres o más hijos, nivel de escolaridad básico, antes de ingresar a la prisión su ocupación eran el comercio informal, empleo mal remunerado, labores del hogar, etcétera.

Las características de las mujeres en prisión las hace susceptibles a que atraviesen de manera instantánea la delgada línea entre ser víctimas de violencia familiar, de maltrato físico y psicológico, de hostigamiento sexual y laboral, de ser utilizadas para que cometan delitos contra la salud, a víctimarias, el tratar de defenderse de las agresiones que sufren y ante la carencia de información adecuada sobre sus derechos.

El tema de la violencia contra la mujer lo vemos en su mayoría como una forma de buscar el castigo para el hombre que ha ejercido actos discriminatorios y vejaciones en contra de su pareja, pero cuando las mujeres agreden en defensa a la sombra de la precaria información que tienen sobre sus derechos, el temor permanente a su o sus victimarios,  ya no hay ningún tipo de apoyo que pueda sacarlas de situación a la que cayeron. Estamos hablando del abuso de poder de muchos hombres sobre mujeres que las utilizan para cometer estafas, robos, traslado de drogas, etc., y la nula actuación del Estado para apoyar a éste grupo de mujeres.

La escasa formación académica que tienen las mujeres que están en prisión es otro de los factores importantes para que se les dificulte encontrar un empleo bien remunerado que les permita sostener sus hogares, y las hace proclives a que les ofrezcan “empleos” que el trasfondo es la coparticipación en un delito al utilizarlas sugiriendo su vulnerabilidad como mujeres y reforzando estereotipos del sexo débil.

Las mujeres encarceladas arrastran también el castigo para sus hijos e hijas, por un lado cuando quedan en custodia de un familiar o del estado, y por otro cuando los hijos que viven con ella en reclusión;  en el primero de los casos, los familiares no cuidan debidamente de los menores y llegan al abuso físico y emocional; y en tanto que los menores que se quedan a vivir o nacen dentro de prisión no tienen las condiciones adecuadas para un desarrollo armónico, se quedan hasta los tres años de edad lo que trae muchas dificultades al conocer el mundo exterior y personas diferentes de las mamá. Es en reclusión como se estigmatiza el cuidado y atención de los hijos como exclusivamente a la mujer, y la cárcel cumple el cometido de reforzar los estereotipos de las mujeres.

El número de cárceles que hay en el país para mujeres no es el suficiente, y la atención que se da en los centros mixtos carece de las instalaciones adecuadas para que haya una reinserción apropiada, de acuerdo con el Diagnostico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2016, elaborado por la CNDH[2] informa que en el país existen 17 centros penitenciarios exclusivos para mujeres; y hay tres prisiones militares y 59 centros estatales que atienden población mixta[3].

En estos espacios hay un total de 12 mil 132 mujeres en prisión, según datos del Cuaderno Mensual de información Estadística Penitenciaria Nacional de la Secretaria de Gobernación[4], en lo relativo a San Luis Potosí hay 123 mujeres internas distribuidas en La Pila, la Cárcel de Matehuala, la de Rioverde, la Ciudad Valles y la de Tamazunchale.

Las condiciones son precarias sobre todo en materia de salud, rehabilitación, empleo, por ejemplo en este último, hay solo una empresa que da trabajo a las internas que tienen una buena conducta, tomando en cuenta que la mayoría de ellas son cabeza de familia que requieren de una aportación económica para que puedan ser atendidos sus hijos e hijas por sus familiares, es una dificultad que les lleva a trastornos emocionales delicados.

Las mujeres en reclusión es un tema abandonado por todas las personas, cuando hay un trasfondo alimentado por el propio esquema patriarcal y misógino de muchos actores de la sociedad.



[1] BRISEÑO, M. Garantizando los derechos humanos de las mujeres en reclusión, Ed. INMUJERES, México, 2006, ISBN: 968-5552-80-8, recuperado en http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/100793.pdf
[2] Al respecto véase Diagnostico Nacional  de Supervisión Penitenciaria 2016, elaborado por la CNDH, lo relativo a SLP pp. 294-304  http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/sistemas/DNSP/DNSP_2016.pdf
[3] Al respecto véase Informe Especial de la Comisión Nacional de los derechos Humanos sobre las mujeres internas en los centros de reclusión de la República Mexicana de 2015 en http://informe.cndh.org.mx/uploads/menu/109/Anexo%202%204%20A.1%20Informe%20Especial%20-%20Mujeres%20en%20Reclusi%C3%B3n.pdf
[4] Al respecto puede ampliar la información en http://www.cns.gob.mx/portalWebApp/appmanager/portal/desk?_nfpb=true&_pageLabel=portals_portal_page_m2p1p2&content_id=810211&folderNode=810277&folderNode1=810281