martes, 29 de marzo de 2016

Las canciones de Banda y la naturalización de violencia vs las mujeres

LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA EN LA MÚSICA DE BANDA
Colaboración para el programa A Detalle en Global Media
28 DE MARZO DEL 2016

Los mecanismos de reproducción que tiene la sociedad han sido muy cerrados a las nuevas formas de convivencia, es a través de diferentes herramientas como nos llevan a ver de manera natural algo que no lo es. Nos ponen en un camino en el que parece que tomamos nuestras propias decisiones pero que en realidad las basamos en lo que es correcto en los niveles de lo moral y ético, viendo estos conceptos como los maneja el filósofo francés Maffesoli  (2013).

Un aspecto de la naturalización de la imagen de la mujer por su condición biológica sigue siendo la debilidad, y se va transmitiendo en la forma en cómo nos expresamos de nosotras, y cómo se expresan ellos de las mujeres, tanto en el discurso oral, escrito, visual, auditivo, no verbal,  y … en las canciones de banda.

La transmisión de información se da con mayor agilidad cuando es a través de canciones, relatos, ahora vídeos que dan imágenes sobre el referente del pensamiento que prevalece en nuestro grupos sociales.

El machismo y la misoginia se dejan ver en las canciones que las personas tararean, que reproducen, que utilizan como ringtone de su teléfono, como música para bailar, para escuchar,  para ambientar el autobús del transporte colectivo, de la calle en motonetas, etc.

La música de banda se está convirtiendo en una buena parte, como elemento para la reproducción del pensamiento de la mayoría de las personas, que no tiene relación con el nivel socioeconómico, pero si con el nivel cultura y que nos deja ver el comportamiento y conducta de muchas personas. Naturaliza la violencia hacia las mujeres y las muestran como objeto por parte de los hombres, nos intentan transmitir a una mujer interesada por el bienestar económico y con apertura para la sexualidad, misma que reprimen con actos violentos.

En esta línea están cantantes como Gerardo Ortíz, El Komander, Julión, etc., que muestran una imagen de la mujer mexicana que no corresponde a la de realidad cotidiana, además buscan en sus vídeos que la mujer presente una dualidad que por un lado que cumpla con requisitos de belleza estereotipados y por el otro “cumpla” con la condición maternizada de lo que debe ser, es decir que sea generosa, cuidadora, siempre dispuesta a lo que el hombre pida.

A las mujeres nos han construido una imagen de seres del amor, lo vivimos como algo que tenemos que emanar, como un deber que cumplir en la vida. No tiene que ver ni está relacionado con valores sino con disposiciones culturales, lo que nos han asignado a las mujeres relacionado al aspecto biológico de albergar vida. Por tanto en los vídeos se quiere manejar esa dualidad.

El amor es una experiencia humana, que aprendemos a partir de nuestra convivencia con la mamá y luego con el papá. Esa educación amorosa que recibimos desde que somos pequeñitas y pequeñitos, no son otra cosa que las experiencias tanto de necesidades amorosas como de prohibiciones y límites del amor.

El amor desde esta perspectiva se genera por las normas y costumbres de la sociedad a la que pertenecemos, no es espontaneo y natural, no hay un flechazo que Cupido lanza para sentirnos atraídos por una persona, sino que tiene que ver con todos los proceso de aprendizaje con que hemos crecido y nos hemos desarrollado.

Hasta aquí todo marcharía muy bien, la sociedad nos dice que reglas debemos seguir para quedarnos como seres amorosos, pero las relaciones a veces son desiguales y están marcadas por el poder[1] . Al amar a alguien le damos poder sobre nosotras o nosotros, ganamos poder cuando amamos y cuando nos aman, nos han enseñado que somos más felices si tenemos una pareja que cumpla con las expectativas sociales.

Si hay una relación de desigualdad en la pareja y una de ellas da más amor que la otra, estamos otorgándole determinado poder a esa persona que no nos ama, que va a generar una experiencia de desamor, de injusticia en el amor y por supuesto inequidad amorosa.

Las letras de canciones de Banda así como los vídeos están mostrando una supuesta inequidad amorosa, desfavorable para el hombre, quien se autopresenta como el bueno, proveedor, bebedor, cariño, mujeriego, pero noble y seguro del amor que le tiene a “su Mujer”. Esa desigualdad que generalmente no se da en la vida cotidiana, provoca que el hombre justifique la violencia hacia las mujeres.

Las canciones y los videoclips no deben justificar la violencia contra las mujeres.




[1] Al respecto ver Claves feministas para la negociación en el amor , Marcela Lagarde, Puntos de encuentro, Manuagua, Nicaragua,  2000