PREVENCIÓN DE VIOLENCIA SEXUAL
DÍA DEL NIÑO Y LA NIÑA
Colaboración
para Global Media
29 ABRIL
2019.
¿Cómo festejamos a los niños y niñas? La mejor manera será procurando un
entorno favorable para su sano desarrollo libre de violencia.
Esta semana se incorporaron miles de estudiantes a sus clases luego de las
vacaciones de primavera, hemos mencionado en este espacio la importancia de
prevenir la violencia en niños, niñas y adolescentes, desde accidentes hasta
actos de violencia que pueden dejar secuelas para su futuro. A veces
quisiéramos que la infancia estuviera en una cápsula para que pudieran crecer
sanos y libres de cualquier tipo de violencia.
Señalé en días pasados que en el Informe Mundial sobre la Violencia contra los niños y
las niñas (2007)[1]
quedó fundamentado que el hogar y la escuela son los espacios en donde se
generan actos de violencia que atentan contra su sano desarrollo, que es
necesario que veamos nuestra responsabilidad como personas adultas para no solo
prevenir sino erradicar todas las formas de violencia contra las personas en
crecimiento.
La
infancia es la población más vulnerable en razón de su edad, de vivir en
condiciones de pobreza, de pertenecer a un grupo étnico, de presentar alguna
discapacidad, por ejemplo, de acuerdo con el Informe Anual 2017 UNICEF México [2]
ocho de cada 10 agresiones en contra de niñas, niños y adolescentes se
presentan en los espacios educativos, en la vía pública y sus propias casas.
Además quienes sufren más agresiones físicas y psicológicas son las niña y las adolescentes.
Es
urgente que todas las personas estemos
conscientes de la vulnerabilidad de la infancia, ¿Qué podemos hacer? La
comunicación continua y empática entre la familia, recordar que las personas
agresoras sexuales buscan niños, niñas y adolescentes cuya familia tiene
necesidades emocionales y económicas, con baja autoestima, a quienes se les ha
reforzado la idea de que son “malos”, que requieren de afecto, de amor, que son
rechazados o aislados por su familia, a quienes su propia familia les tiene
etiquetados de que siempre dicen mentiras, que físicamente no se pueden
defender, o que sienten que se pueden defender sin ayuda de nadie, y además que
ya han sufrido actos de violencia, física, psicológica o sexual.
Las
niñas, niños y adolescentes que son víctimas de agresiones sexuales, se pueden
enfrentar a agresores que se ganan la confianza porque son cercanos a su
entorno, porque les pueden engañar, porque les ofrecen premios, regalos,
castigos, les pueden amenazar verbalmente y violencia física en menor escala.
Además
le puede construir una idea de amor y por tanto de celos, posesivo, le puede
decir que el niño, niña o adolescente es quien seduce, es muy atento.
Como
padres y madres de familia podemos darnos cuenta de que algo le está ocurriendo
a nuestras hijas e hijos, como por ejemplo la comunicación, que se niegue a
conversar, que tenga temores o miedo a situaciones y personas que antes no
tenía, cambios de conducta intempestivos, que empiece a tener problemas en la
escuela en cuanto al aprendizaje, que tenga conductas y conocimientos sexuales
que podríamos identificar como no propios para su edad, uso de palabras
obscenas, alteraciones del sueño.
Además
algunos síntomas físicos en sus áreas genitales como dolor o ardor. Es
indispensable que ante cualquier situación que pudieran observar acudir con un
médicos y con una persona psicóloga especialista
Las
agresiones sexuales pueden dejar graves secuelas en la vida futura,
consecuencias emocionales, cognitivas, y de conducta, y que además pueden tener
impacto en el corto, en el mediano y en el largo plazo de niñas, niños y
adolescentes víctimas.
El
abuso sexual a veces forma parte de la violencia familiar, de la violencia
comunitaria en contra de niños, niñas y adolescentes, está relacionada a
delitos como la prostitución forzada, la trata de personas, los matrimonios de
niñas y adolescentes, y la mayoría de las víctimas son mujeres, niñas y
adolescentes, lo que genera esa constante en la violencia contra mujeres.
Este
día del niño y la niña nos debe servir para reflexionar en la necesidad urgente
de crear un entorno favorable para que crezcan sanos emocional y físicamente,
identificando los riesgos a los que puedan estar expuestos, y como personas
adultas creerles cuando nos mencionan que están siendo víctimas de violencia
del tipo que sea.