lunes, 24 de diciembre de 2018

LAS MUJERES Y LOS PRESUPUESTOS DE GOBIERNO


LAS MUJERES Y LOS PRESUPUESTOS DE GOBIERNO
Colaboración para Global Media
24 DICIEMBRE 2018.

Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién
Las mujeres en México hemos sido utilizadas políticamente, ¿en qué momento el PRI que nos gobernó por 60 años y luego el PAN, le vieron el capital político a las mujeres? ¿En qué momento tomaron de pretexto las recomendaciones de los organismos internacionales para destinar recursos que se pudieran desviar a  sus campañas políticas? ¿En qué momento la violencia que padecemos no era una prioridad resolver? Se crearon programas que no han dado resultados, unos dependientes del INDESOL, otros de INMUJERES, otros de la Secretaría de Gobernación.

Los programas que se crearon, algunos desde hace 25 años, otros hace 15, debían erradicar las brechas de desigualdades entre hombres y mujeres, cumplir con los acuerdos firmados por México en la ONU, hacer cambios en la legislación fue de los primeros pasos, porque desde que se firmó la Convención Belem Do Pará en 1995 era indispensable hacer las reformas necesarias para consolidar los acuerdos que advertían la vinculación entre violencia contra las mujeres y discriminación.

Desde hace años las organizaciones de la sociedad civil han estado señalando que los programas del gobierno federal destinados a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres no han cumplido su cometido, empezaron a señalar la forma en cómo eran electas las personas encargadas de dirigir dichos programas, no sólo a nivel federal si no en los estados. Denunciaron el desvió de fondos a campañas electorales de los recursos destinados a hacer funcionar los programas,  evidenciaron que los programas no estaban funcionando, ni siquiera la Alerta de Violencia de Género.

Por ejemplo hace seis el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio [1] denunció el crecimiento de los feminicidios, y en los últimos meses ha advertido que el Mecanismo de protección de los derechos humanos de las mujeres la Alerta de Violencia de Género no ha funcionado,  asimismo en 2015 se denunció públicamente por activistas del sureste del país que las instancias de las mujeres en las entidades se habían utilizado para darle empleo a mujeres que no reunían el perfil para ocupar la responsabilidad de construir políticas públicas a favor de las mujeres.

El movimiento feminista en México empujó muy fuerte para que el gobierno federal y luego los estados hicieran posible implementar programas para atender las necesidades urgentes que las mujeres necesitábamos, sobre todo en lo relativo a la prevención, atención y erradicación de la violencia. 

Es gracias a los movimientos feministas que en 2003 y 2004 tenemos presupuestos para estos programas, se discutió en la Cámara de Diputados con la propuesta inicial de que los estados directamente los ejercieran, situación que se fue modificando con los años, hasta llegar a que todos los recursos para acciones en favor de la no violencia contra las mujeres estén en una bolsa federal, repartido en varias dependencias como son Gobernación, INMUJERES, INDESOL, SALUD, quedando como programas porque se trata de acciones afirmativas, es decir medidas temporales hasta en tanto disminuyan las brechas de desigualdad.

La equidad esperada en la aplicación de los programas no ha dado resultados, es decir era indispensable trabajar más con las entidades que más lo necesitaran y lo que se hizo fueron trampas financieras para “concursar” fondos económicos de acuerdo a la capacidad de elaboración de proyectos de los gobiernos estatales en coordinación con algunas organizaciones de la sociedad civil.

En San Luis Potosí, vimos como previo a varias campañas electorales se ampliaban los recursos provenientes de los programas tales como “Programa de apoyo a las instancias de las mujeres en las entidades federativas” (PAIMEF), o el “Programa de Coinversión Social”, de INDESOL, o del “Programa de Fortalecimiento de la Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres”, del INMUJERES, o del Consejo Nacional para Prevenir y Erradica la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) con su política pública más solicitada por las entidades que son los fondos para la construcción y equipamiento de los Centros de Justicia para las Mujeres, además del Subsidio para el Fortalecimiento del Desempeño en materia de Seguridad Pública  (FORTASEG) para los municipios.

De todo el trabajo realizado por activistas y feminista, entre ellas la antropóloga Marcela Lagarde, que siendo diputada federal en 2003 llevó el tema a la Cámara de Diputados para que en los presupuestos federales y estatales hubiera recursos para trabajar en pro de las acciones afirmativas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, hoy se ha diluido en medio de la ambición partidista de quienes gobiernan.

Las mujeres somos aún un botín político, nos utilizan en sus discursos como una manera de ser políticamente correctos al hablar de derechos humanos de las mujeres, de igualdad, de no sexismo. En la práctica diaria no es así. Si por el número de Centros de Justicia para las Mujeres con que contamos nos evaluaran los resultados de atención a la violencia contra las mujeres, fuéramos el estado que menos feminicidios y violencia contra mujeres deberíamos tener en San Luis Potosí.


Enlaces:

https://www.gob.mx/indesol/documentos/convocatorias-pcs-2018

https://www.gob.mx/indesol/acciones-y-programas/programa-de-apoyo-a-las-instancias-de-mujeres-en-las-entidades-federativas-paimef

https://www.gob.mx/inmujeres/acciones-y-programas/fortalecimiento-a-la-transversalidad-de-la-perspectiva-de-genero

https://www.gob.mx/inmujeres/documentos/programa-de-fortalecimiento-de-la-igualdad-sustantiva-entre-mujeres-y-hombres

https://www.conapred.org.mx/

https://www.gob.mx/conavim

https://www.gob.mx/indesol/que-hacemos

https://www.gob.mx/inmujeres/acciones-y-programas/alerta-de-violencia-de-genero-contra-las-mujeres-80739

https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/programa-de-fortalecimiento-para-la-seguridad-fortaseg

https://www.cimacnoticias.com.mx/node/70706

http://observatoriofeminicidio.blogspot.com/2012/




[1] http://observatoriofeminicidio.blogspot.com/

lunes, 17 de diciembre de 2018

EL USO POLÍTICO DE LAS MUJERES


EL USO POLÍTICO DE LAS MUJERES
Colaboración para Global Media
17 DICIEMBRE 2018.

Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién
¿Las mujeres estamos mejor que hace décadas? Sin duda en varios aspectos si, como son el laboral, social, político, económico, hemos avanzado mucho; por supuesto que ha sido complejo el camino. En 2003 hubo grandes esfuerzos legislativos para construir un marco legal en el que se lograra que todos los acuerdos internacionales que México firmó en relación a salvaguardar los derechos humanos de las mujeres se consolidara, y después de mucho visibilizar la problemática que enfrentábamos por fin se consideraba la vinculación entre la violencia contra las mujeres como un asunto de discriminación.

El avance parece muy forzado aún, cómo que no es natural el reconocimiento pleno de nuestra igualdad, cuesta mucho evitar que no nos discriminen, en materia legal en donde se asienta la igualdad real nos queda claro que las acciones hechas por grupos feministas dio resultado; pero en materia de igual sustantiva, es decir aquella que en los hechos nos hace sentir iguales, no se ha consolidado, los cambios son en las mentalidades colectivas, por ¿dónde empezar?

La mayoría de los hombres continúan en su cosmovisión de ser el centro de la toma de decisiones, siguen en ser los cuidadores de nosotras. Los nuevos tiempos han cimbrado también muchas formas de ser hombre con respecto a su relación con nosotras, y muchos se suman ya a prescindir de los privilegios heredados históricamente y que se transmitieron en todos los contextos, pero es difícil mirarnos de modo incluyente si desde el propio Estado hay exclusión para atender la agenda de género. 

Esta tan vinculado en nuestro ADN social los roles estereotipados de género que resulta complejo implementar cambios que tengan un impacto directo, certero, real en la forma en cómo nos relacionamos las mujeres y los hombres. Algunos hombres que no tienen formación en masculinidades difícilmente podrán asumirse a favor de nosotras, y consideran que tomando el rol del cuidador se cumple con lo que es apoyar las acciones a favor de la igualdad y la no discriminación. Esa es la parte más compleja, la educación.

Es urgente una Agenda de Género clara en la entidad que tenga el tema de la reeducación como eje, de tal modo que las acciones en favor de la no discriminación contra las mujeres, así como la prevención, atención, erradicación y sanción de la violencia, sea realizable en términos de planeación, que tenga metas claras y que no sean acciones aisladas de las diferentes dependencias del ejecutivo, sino una estrategia diseñada por el Instituto de las Mujeres del Estado, que es el órgano responsable por ley de diseñar las políticas públicas en la materia.

Hace 15 años las propuestas hechas por la entonces diputada federal, activista y feminista Marcela Lagarde fue que las propias entidades diseñaran las acciones a desarrollar de acuerdo al contexto de violencia que vivieran las mujeres. En estas décadas nos hemos orientado a visibilizar la violencia contra las mujeres y se inició el camino para la atención y  la prevención, en el terreno de la sanción es apenas hace poco más de un lustro que se tipificó el delito de Feminicidio y de Violencia Familiar.

Los pasos que se dieron se centraron en la sensibilización de los tipos de violencia dirigido a las mujeres, se trabajó en visibilizar, en poner en marcha campañas de prevención, que no fueron exitosas, en acciones financiadas por programas federales.

Los gobiernos estatales dejaron a la deriva una agenda de soluciones a la problemática de violencia que enfrentan las mujeres, no le dieron el peso que era necesario para la toma de decisiones a las Instancias de la mujer, llámense institutos, dirección, secretaría, en algunos estados hasta las eliminaron, dejando sin proyecto claro hacía donde iban los cumplimientos de los acuerdos internacionales que México firmó. La estrategia debe replantearse y deben los propios estados trabajar en políticas públicas adecuadas a las necesidades de cada región del estado, que incluya acciones específicas en los procesos de reeducación para hombres, que sea un plan de largo plazo que sea perfectible y vaya más allá de medidas y proyectos para una administración de gobierno.

Las mujeres y los hombres requerimos de una agenda concreta que tenga metas medibles, realizables, reales y transparentes.

lunes, 3 de diciembre de 2018

AMOR Y CONTROL, DE CUANDO SE REBASA LA BARRERA DEL “CUIDADO”


AMOR Y CONTROL,  SE REBASA LA BARRERA DEL “CUIDADO”
Colaboración para Global Media
03 DICIEMBRE 2018.

Todo el mes noviembre hemos estado visibilizando distintas situaciones que violentan los derechos humanos de las mujeres y me he sumado a la campaña de la ONU MUJERES Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién, que nos convocó a toda la población para llevar acabo 16 días de activismo, en este espacio cada lunes de noviembre y diciembre hemos puesto en la mesa temas que nos hacen reflexionar sobre la violencia contra mujeres y niñas.

El amor es el motor de las personas y del mundo, esta frase la hemos visto y escuchado siempre, en canciones, en diálogos de teatro, en obras de literatura, en pinturas,  en programas de televisión, en la vida diaria. Ya hemos intentado definir el amor, porque en el imaginario colectivo, es decir en lo que casi todas las personas pensamos cuando decimos la palabra amor, es en el sacrificio, en los límites, en dejar de hacer cosas que nos gustan para quedar bien con la pareja.

Si el amor es nuestro motor de acción, y siempre pensamos que amar es sacrificar entonces ese motor nos mueve hacia el abandono del amor propio. El amor romántico nos ha conducido hasta este punto, en el que pensamos que el amor es sacrifico y dolor.

Es el amor lo que nos ha permitido compartir y relacionarnos con otras personas, desde la filosofía se ha estudiado el tema, los griegos por ejemplo hicieron distinciones entre dos tipos: Eros y Ágape, el primero era el amor egoísta y el segundo el amor benevolente [1];  se ha dicho que es un acto de voluntad, yo decido amar o no a otra persona, pero siempre decido amarme a mí misma o a mí mismo, y puede ser desinteresado o no. Por ejemplo, cuando tenemos interés por querer algo o a alguien para alcanzar determinada situación o posición, eso que queremos lo usamos como un instrumento, por tanto es sólo una estrategia para llegar a otra cosa o persona. El amor sería algo muy similar al amor que sentimos por nosotros mismos, es amar por lo que es en sí misma la persona, cambiarle, modificarle, orientarle, sacarle de lo que es y ha sido hasta el momento de conocerle, no es ese amor del que tanto se habla.

Cuando buscamos el amor como algo egoísta, es en donde podemos encontrar el control en una relación de pareja, porque no se ama como a sí misma sino que le mueve un amor interesado de dirigir a la persona a llevar a cabo acciones que le hagan sentir feliz a él y no a su pareja. El objetivo del amor en este tipo de relaciones es estar enamorado para sentirse él feliz a costa de los sacrificios que la otra persona haga, que ni los ve , ni le interesa que los haga por amor, porque piensa que es lo natural en el tipo de relación que se tienen.

¿A cuántas personas, hombres y mujeres, hemos escuchado decir que han dejado de hacer cosas o actividades que les gusta o les interesa, por el simple hecho de hacer feliz a la pareja? Además señalan que no son felices, y la felicidad, coinciden filósofos, psicólogos y terapeutas, se obtiene precisamente a condición de no buscarla en sí  misma; la persona que busca en el amor una cosa distinta, pierde la esencia de ese amor y por supuesto se le diluye la felicidad.

Muchas personas pero sobre todo mujeres tenemos idealizado el amor en un prototipo de cuestiones relacionadas a lo subjetivo, a lo que nos han enseñado que debe ser la relación amorosa de pareja, a pensar incluso que al encontrarle todo será felicidad, y sobre todo nuestra cultura nos ha dibujado a las mujeres como seres portadoras de amor, que incluimos el sacrificio como amor sublime.


La pareja nos puede ir solicitando que dejemos de hacer lo que nos gusta, claro de manera sutil, amorosa, y nos dice que es por nuestro bien, nosotras en esa construcción idealizada de la relación amorosa de pareja, hacemos lo que nos dicen, sin embargo no nos sentimos felices, y con el paso del tiempo y la acumulación de acciones que dejamos de hacer nos sentimos atrapadas en una relación asfixiante , pero que durante meses o años consentimos, y eso nos hace muy complejo darnos cuenta que lo que vivimos es una relación de control, en la que nuestra pareja ve el amor como un acto egoísta de él ser feliz.

Salir de ese control es complejo, porque para el momento en que deseamos abandonar la relación, nos damos cuenta que ya ha habido episodios de violencia, probablemente económica, psicológica, emocional, patrimonial y física. Lo que empezó como un acto de amor va camino a una relación de posesión, y probablemente nos estamos dando cuenta que ese amor a la pareja era platónico, es decir idealizamos cada episodio, y llegamos a realizar su voluntad.

En las relaciones de amor de pareja, de amistad, debe haber reciprocidad en las voluntades,  debemos tener amistades por lo que son en sí mismas las personas, no por lo que nos conduzcan a conseguir, porque entonces hablamos de un amor utilitario. El mayor de los bienes en este sentido, está en la construcción de relaciones justas basadas en la amistad verdadera, incluida la relación de pareja, si carece de generosidad mutua reconocida por ambos, la felicidad se complica.

Cada acto que se realice por “amor” deberá estar dialogado por ambos en la pareja, y estar conscientes de que a la larga podría acarrear dificultades. Las inequidades en la pareja es una forma de violencia, porque nos marca el control y conduce a una relación de poder y subordinación, más que a una realización amorosa.


[1] GARCÍA Cuadrado, José Angel, Antropología Filosofica: Una introducción a la filosofía del Hombre, ed. EUNSA, enero de 2010, ProQuest Ebook Central, https://ebookcentral.proquest.com/lib/unidsp/detail.action?docID=3207763

lunes, 26 de noviembre de 2018

EL AMOR EN TIEMPOS MACHISTAS


EL AMOR EN TIEMPOS MACHISTAS
Colaboración para Global Media
26 NOVIEMBRE 2018.

Las personas tenemos como fin último ser felices, eso lo decimos siempre, de cualquier manera, y también tenemos conceptos distintos de lo que nos hace felices, pero en lo que si coincidimos todas las personas es que el amor es la clave para alcanzar la felicidad. Está como un bien intangible e inmaterial, algunas personas lo traducen a bienestar económico, social, cultural, de sobrevivencia, de tener qué comer cada día.

Así pues la felicidad la vinculamos directamente con el amor, el amor es una de las razones de la existencia de muchas personas, y el amor lo hemos asociado a la familia, a las amistades, a hijos e hijas, al trabajo, al estudio, pero sobre todo cuando decir la palabra AMOR se piensa directamente en la pareja. Entonces ahí es en donde tenemos que revisar qué pasa con la búsqueda del amor en la pareja y cuando no son las cosas tan románticas como nos las han construido, por nuestra familia, el entorno, la religión o los medios de comunicación, qué es lo que sustituye al amor y en qué momento se da una relación de poder de una persona sobre otra.

¿Qué es el amor? El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española tiene varias acepciones y como definición advierte que es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.  Y continúa en otra acepción que  (…) ese sentimiento nos atrae y que procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.   

Estas definiciones las tomó la RAE[1] de esa construcción social que tenemos del amor romántico, y si bien menciona al ser humano como portador del sentimiento, la carga social nos las han asignado a las mujeres, nos han dicho que tenemos esa condición natural para amar, que tenemos sentimientos como mujeres muy relacionados con el cariño, el cuidado, la atención, la ayuda, el apoyo, todo ello nos ha definido nuestra identidad de género. Se piensa en el referente colectivo que las mujeres somos amorosas y los hombres no, ellos son fuertes, lógicos, racionales, y el amor al ser un sentimiento no entra en estos conceptos.

La palabra AMOR en su origen etimológico[2], que provine del latín amoris, y se encuentra la raíz am, que significa madre, y que es la raíz de palabras como amigo o amistad.

En muchas culturas, incluyendo la nuestra las mujeres hemos sido configuradas socialmente para el amor, en palabras de Marcela Lagarde “(…) hemos sido construidas por una cultura que coloca el amor en el centro de nuestra identidad”[3], y al asignarnos esta responsabilidad, siempre debemos ser amorosas, en cualquier etapa de nuestra vida, y desde esa perspectiva es en donde nosotras nos asumimos como responsables de esa parte emocional y soñadora del amor en pareja, esa misma visión cultural justifica al hombre por no ser tan cariñoso, tan amoroso, y lo situamos como el que puede recurrir sólo al amor físico sin estar enamorado.

En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la No Violencia contra las mujeres, tratamos de escribir en este espacio, sobre lo que socialmente ocurre con el amor, las mujeres en pareja y los hombres, que han sido educados con criterios rígidos de su masculinidad;  a lo largo de mucho tiempo hemos normalizado que las relaciones de pareja estén dadas en el amor visto como posesión de la otra persona: cuando relacionamos Amor, Poder, Control en las parejas hay una mezcla que podrá generar actos de violencia en aparentemente un contexto amoroso.

El amor bajo esta combinación de poder y control ha permanecido en nuestros referentes de parejas desde hace mucho, de tal modo que se ha naturalizado que un hombre ejerza control hacia su pareja y lo justifique en la relación amorosa que se tienen, porque lo hace como un acto reflejo del propio amor, los sentimientos como algo que no puede controlar, que están ajenos a la razón, además con la excusa de que es normal que se actué de esa manera cuando hay amor.

El amor en tiempos actuales está desdibujándose de esta óptica, pero no de manera homogénea en todas las personas, algunas están conscientes de cómo hay relaciones de poder, control, violencia que parecen normales y que al darse cuenta lo están modificando; pero hay muchas más parejas que ni siquiera saben que esto es un ejercicio de poder que les conduce a cometer actos de violencia simbólica, emocional, psicológica y física, porque han sido educados en un contexto donde la violencia esta emparentada con el amor y lo han vivido siempre de esa manera.

Para mujeres y hombres es indispensable el reconocimiento de que las relaciones amorosas no deben basarse en las relaciones de poder, sino en alcanzar como personas un proyecto de vida que les ayude a ambos a saber manejar el respeto, la tolerancia y la responsabilidad en la pareja.







[1] http://dle.rae.es/?id=2PGmlay
[2] https://www.diccionariodedudas.com/etimologia-de-amor/
[3] LAGARDE, Marcela, Claves Feministas para la Negociación en el Amor

lunes, 19 de noviembre de 2018

CUANDO EL DINERO ES UN PROBLEMA: VIOLENCIA ECONÓMICA


CUANDO EL DINERO ES UN PROBLEMA: VIOLENCIA ECONÓMICA
Colaboración para Global Media
19 NOVIEMBRE 2018.

Mujeres que han vivido violencia familiar admiten, en su mayoría, tener una relación de subordinación con la pareja por cuestiones de dinero, comenzaron porque entre ambos toman la decisión de que ella se quede al cuidado y atención del hogar y de los hijos e hijas , otra porque su pareja le ordena quedarse, otra porque no tiene alguna profesión u oficio y no sabría en qué emplearse.

El dinero nos permite que como familia podamos organizar un proyecto de vida de largo plazo: nos permite poder asumir la responsabilidad de un crédito hipotecaria, de la compra de bienes muebles, de productos para el sostenimiento de la casa, de un vehículo, nos permite también poder tomar decisiones sobre la educación de los hijos e hijas. El dinero nos permite tener acceso o no a oportunidades de vida.

El dinero también es un símbolo, como advierte Marcela Lagarde en su libro Claves Feministas para la negociación en el amor[1], y lo que promete como intercambio simbólico es poder, la ausencia de dinero es la pobreza. Para las personas la realización en la vida es tener dinero para comprar lo que deseamos, no lo que nos hace falta, más ahora que estamos en una sinergia consumista que nos prometen ganancias relacionadas con la autoestima, a más dinero, mas bienes, más satisfacciones personales, más poder y más control.

Para muchas mujeres que fueron educadas en patrones machistas, era un ideal de vida y de realización personal casarse, tener hijos y vivir sin ningún problema económico, para lo que se busca un hombre que en el futuro inmediato alcanzara una fortuna.  Todo ese imaginario colectivo, ¿se extinguió?, ¿sigue vigente?, ¿perpetua el machismo?

Cuando las parejas tienen problemas de dinero, porque lo que ganan no alcanza para sostener a la familia, porque quizá ella pueda ganar más que él, o porque no tiene ingreso, se convierte en un problema de poder. El que cuenta con un mayor salario, el que maneja el dinero aunque no lo gane, es el que de alguna manera tiene el control en la relación de pareja y por tanto, está en mayores posibilidades de tomar decisiones sin consultar a nadie.

La realidad que tenernos frente a nosotros más allá de la idealización que muchos medios de comunicación plantean sobre las parejas felices, es mujeres que viven violencia económica de diferente manera.

El valor simbólico del dinero nos lleva en ocasiones a identificar las razones por las que una mujer continúa en un círculo de violencia, es muy complejo poder abandonar los privilegios que se obtienen con la parte figurada del dinero. Se debe comprender que hay de por medio una relación amorosa entre quienes conviven como familia, y que el dinero tanto su uso, como su intercambio o su ausencia, nos dejan a las mujeres en desventaja, que si no cuentan con una red de apoyo sólida, les resulta más difícil salir de una relación de pareja violenta.

En relaciones donde hay violencia familiar y ambos trabajan, cada peso es importante para los pagos y compromisos económicos que se tienen, es aún más complejo tomar decisiones para separarse y denunciar esa violencia que vive la mujer, pues se encuentra en una situación de desventaja, que le permite al hombre, en muchas ocasiones,  ejercer violencia psicológica, emocional y por supuesto económica.

Ser independiente económica y emocionalmente de la pareja a muchas mujeres les ocasiona un desgaste continuo, por lo que es importante que en esa etapa busque apoyo terapéutico para que vea sus potencialidades de autonomía económica.

Para muchas mujeres tomar la decisión de separarse de su pareja va de la mano con esa posible autonomía económica, y no es privativo de mujeres de determinado sector económico, educativo,  pero si de una formación sobre nuestras relaciones como mujeres con los hombres y de ellos con nosotras, pues persiste en ese imaginario colectivo los roles de género  de que el hombre debe ser el proveedores y la mujer quien se dedique al cuidado.

Las mujeres que viven violencia económica, psicológica, emocional, pueden recibir apoyo de diversas instituciones, ya sea de Instituto de las Mujeres del Estado, o las instancias municipales de la mujer, de los Centros de Justicia para Mujeres y de algunas organizaciones civiles, que en su mayoría son gratuitas las atenciones y asesorías.


[1] LAGARDE, Marcela, Claves Feministas para la negociación en el amor http://cdd.emakumeak.org/ficheros/0000/0538/claves-feministas.pdf

martes, 13 de noviembre de 2018

LOS CELOS, PODER Y CONTROL vs LAS MUJERES, por Gloria Serrato


LOS CELOS,  PODER Y CONTROL vs LAS MUJERES
Colaboración para Global Media
13 NOVIEMBRE 2018.

¿Los celos son normales en una relación de pareja? Las relaciones amorosas parecen tener su fundamento en la confianza, la certidumbre, el amor, el cariño, todas las relaciones sanas no tendrían espacio para emociones contrarias; sin embargo en las parejas también se generan sentimientos relacionados al temor de perder el cariño de la otra persona y algunas investigaciones psicológicas mencionan que se asemeja a una reacción “normal” de sentir amenazada la condición de vida que se tiene con la persona amada.
Durante este mes de noviembre en este espacio hablaremos de algunos temas que preocupan a las mujeres que consideran que están viviendo algún tipo de violencia con su pareja y que además no saben qué hacer y con quién acudir a solicitar apoyo y acompañamiento.
La pregunta sobre si los celos son reacciones o emociones positivas en la relación de pareja es muy frecuente,  y generalmente la hacen cuando han vivido varios episodios de violencia en los que hubo enfrentamientos entre la pareja por desconfianza y por hacerla sentir responsable de sus reacciones. Es decir, siempre con expresiones de “por tu culpa me pongo celoso”, “si tu no hubieras dado motivo”, “yo no era así, hasta que empecé a salir contigo”, “es la última vez que reacciono así” y todas estas frases con un final de solicitar perdón y asegurar que no se volverán a repetir.
Los celos se pueden estudiar desde varias ópticas, una de ellas es la psicológica en la que se da una explicación relacionada con la formación de la infancia vinculada con hechos vividos no resueltos y que le han dejado merma en su autoestima que reacciona de manera violenta ante la posibilidad de perder el control que tiene sobre su compañera.
También hay otro enfoque que tiene que ver con las condiciones sociales y culturales en los que viven y se desarrollan los hombres, en una cultura machista y misógina que privilegia la toma de decisiones de los hombres en un contexto de violencia normalizada y reproducida en los modelos del amor romántico arrastrados por generaciones, que dan una forma de lo conveniente o no que debe ser una relación de pareja.
La palabra celos tiene su origen etimológico en el latín Zelus[1] que significa Arder, probablemente también del griego zein que podemos interpretar como hervir, los diccionarios mencionan sobre este vocablo el efecto de ocasionar  ardor o pasión por algo, también menciona la sospecha e inquietud de que la persona amada tenga un interés en otra persona. Ha habido una explicación del vocablo  en la RAE[2]  vinculado al cuidado, a la diligencia, al esmero que alguien pone al hacer algo, o al interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona, pero también menciona que “es la sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra”.
La definición de dicho vocablo heredado por supuesto de una Real Academia de la Lengua Española que no acaba de aceptar la perspectiva de género, ha educado a varias generaciones construyendo una idea en el imaginario colectivo de que los celos tienen que ver con el “esmero”, el “interés extremado y activo” que alguien siente por una persona, si a esto le agregamos la representación del amor romántico como forma de diseñarnos las relaciones de pareja, se deja de lado que los celos no sólo son sentimientos sino una forma activa de mostrar el poder que se tiene de una persona sobre otra mediante la coerción emocional y psicológica.
El enfoque psicológico nos menciona que una persona se puede relacionar con otra no sólo por la atracción sino también por los aspectos negativos que le genera con respecto de problemas no resueltos que de sus relaciones anteriores o de su infancia, tales como inseguridad, temor a resultar desprestigiado, debilidad de la relación, la sensación de ser excluido y dejado de lado.
Desde un enfoque cultural y social lo que vemos es la reproducción de relaciones amorosas basadas en las relaciones de poder y los celos como agente de control para perpetuar las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, y que amparados bajo el imaginario colectivo de que los celos son a veces una reacción de amor, nos lleva a observar relaciones de pareja toxicas que se enraízan con el concepto de “celos por amor”, como aquello romántico e ingenuo.
¿Cómo nos damos cuenta que los celos van más allá de una emoción pasajera y que podría ser una forma de control?
Cuando la emoción trascienda a estado de ánimo y se perciba que se quiere dominar y ejercer poder sobre la pareja de una manera ya no sutil y disfrazada de amor, de cariño y de protección, si no que adquiera una forma agresiva y violenta.
Lo primero es apoyarse de una persona de confianza, que no juzgue que pueda acompañarnos a recibir asesoría e información que sea de utilidad para tomar decisiones sobre el futuro; segundo es necesario que se acuda con un psicólogo o psicóloga especialista en la materia para que apoye la recuperación de la autoestima, para ello existen instancias públicas que ofrecen el servicio gratuito como el Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí (IMES) , algunas organizaciones de la sociedad civil; y como tercero es indispensable que se inicié una sólida comunicación con familiares y amistades para evitar el aislamiento que pudiera darse producto de una probable relación de pareja tóxica.
Es complejo que una mujer tome decisiones inmediatas sobre la situación que vive, pero es importante que se le apoye para que tenga las alternativas que existen en donde pueda encontrar apoyo y acompañamiento.




[1] http://etimologias.dechile.net/?celo
[2] http://dle.rae.es/?id=8A737TG|8A7sRXS

lunes, 5 de noviembre de 2018

EN CASO DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ¿QUÉ HACER?, por Gloria Serrato


EN CASO DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES ¿QUÉ HACER?
Colaboración para Global Media
05 NOVIEMBRE 2018.

“¿Qué puedo hacer si vivo violencia con mi pareja?” Esta pregunta es recurrente, muchas mujeres ahora mismo están viviendo una situación que les resulta compleja porque el hombre con el que pretendieron formar un proyecto de vida las lastima, las agrede y dejaron de sentirse felices al lado de esa persona. Pero qué pueden hacer para identificar que lo que se vive son actos de violencia o no.

Cuando somos receptores-espectadores de una pregunta como la planteada, lo primero que nos viene a la cabeza es sugerirle a quien la hace, que deje a esa persona, y luego se corre el riesgo de insinuar que debe hacer con un sello impregnado de sermones por no haberse dado cuenta que ese hombre era violento, entonces se le reprocha el seguir en una relación toxica, y los consejos sobran: que más vale sola que mal acompañada, que no haga caso ya cambiará, que todo con el tiempo se acomoda, que muchas mujeres han salido adelante solas. Se nos hace fácil aconsejar y pedirle a la víctima que se empodere y que salga adelante.

Cuando una mujer logró identificar que vive una situación de violencia y que ha detectado que las agresiones son psicológicas, emocionales, físicas, patrimoniales, económicas es importante apoyarla para que reciba la información necesaria y útil que le ayude a tomar las decisiones que requiera en ese momento. Si le decimos “déjalo”, por supuesto que a ella le vendrán muchas ideas sobre su patrimonio, sobre sus bienes, sobre su rutina, sobre su trabajo, sobre la escuela de sus hijos e hijas, sobre a dónde irá.

Es de suma importancia que esté informada que la violencia es siempre de menos a más y que es significativo relatar a su familia la situación que vive, porque uno de los elementos claves que un hombre violento hace, es dejar sin amistades y sin diálogo con la familia.

Las mujeres que viven situaciones donde la agresión, el mal trato, los celos, tratos crueles, la crítica continua a su manera vestir, de hablar, de actuar, etc., son indicios de que las cosas se van saliendo del proyecto de vida juntos, y si a eso le agregamos que la violencia física es continua, deben contarle a una amiga, a un familiar que las respete y que estén en condiciones de acompañarla a pedir ayuda a alguna organización social que ayude a mujeres que viven violencia, a acudir a instituciones para que obtenga mayor información para que pueda denunciar los hechos que vive.

Como sociedad cada vez estamos más conscientes que la violencia contra las mujeres no es normal, que atenta contra nuestros derechos humanos, que vulnera nuestras capacidades, visibilizar la violencia es un trabajo ya de muchos años atrás y parece que debe ser una actividad continua en donde cada vez más hombres se sumen a ejercer un nuevo tipo de masculinidad, en el que hayan relaciones sentimentales más justas, más equitativas, más igualitarias.

En 1999, la ONU decretó que el 25 de noviembre de cada año se conmemorara el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, seis años antes la ONU había aprobado la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer[1], en la que se hacía hincapié que la violencia contra nosotras constituye una violación a los derechos humanos y a las libertades que nos impiden ejercerlos, además se eligió esa fecha como una forma de reparación del daño hecho en contra de las Hermanas Mirabal activistas de República Dominicana[2] que fueron asesinadas por el dictador Trujillo.

Han sido ya casi 20 años, es decir una generación de personas que se han formado en un esquema de visibilización sobre las diferentes formas de la violencia, y es necesario continuar haciendo vivible la problemática, pero también incluyendo a los hombres para que de manera conjunta vayamos dando los pasos a una sociedad igualitaria e incluyente.

El Centro Global de Mujeres Lideres ha propuesto 16 días de activismo a favor de la No Violencia contra las Mujeres, del 25 de noviembre al 10 de diciembre que se conmemoran 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos con el eslogan “Terminar con la Violencia basada en el Género en el trabajo “End Gender-Based Violencia in the World of Work”.

A las mujeres que viven violencia debemos apoyarlas, sino estamos informados de cómo podemos hacerlo hay asociaciones civiles e instituciones que les darán toda la información indispensable para que tomen decisiones, entre ellos están El Instituto de las Mujeres del Estado IMES, el Centro de Justicia para las Mujeres, el Albergue Otra Oportunidad.



[1] Declaración integra en https://undocs.org/es/A/RES/48/104
[2]Al respecto véase:  http://www.un.org/es/events/endviolenceday/background.shtml

martes, 30 de octubre de 2018

VIOLENCIA POLÍTICA, por Gloria Serrato


VIOLENCIA POLÍTICA
Colaboración para Global Media
30 octubre 2018.

La violencia contra las mujeres no parece encontrar un límite, esta tan naturalizada que parece cosa normal que una persona agreda a otra por razones de género, es decir por hacer alusión a los roles y estereotipos con que históricamente hemos sido educadas las mujeres y los hombres. La asignación de roles de trabajo y de temas que nos toca llevar a cabo a las mujeres parecen estar definidas por nuestra condición de género, ¿nosotras no deberíamos saber del tema de seguridad pública?, ¿nosotras deberíamos llevar actividades propias de la debilidad de nuestro sexo?

Las preguntas las planteamos ahora en 2018, cuando fue el tema central de muchas luchas y actividades feministas a principios de los años setentas,  en esta etapa de nuestras vidas, quienes nos identificamos con el feminismo pensábamos que esas épocas se habían superado, por lo menos en cuanto a las personas que están en la función pública, porque hay mayor información, pero sobre todo porque hay que cumplir con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo Primero  sobre los Derechos Humanos y sus Garantías.

Veamos por ejemplo, que una persona en la calle me diga que no me meta en temas de seguridad porque no son propios de mi condición de mujer, porque ante todo él como hombre me debe cuidar de que no me pase nada, puedo interpretar que esta persona considera que no tengo la capacidad para hablar de temas de seguridad porque es cosa de hombres y yo, mujer, delicada, tengo que esperar a que él como hombre hable del tema y dé soluciones brillantes y atinadas, porque su “obligación” como hombre es la de cuidar a los débiles y por consiguiente a las mujeres.

Ese planteamiento hipotético pareciera que es de otra época, de otro momento histórico. Lo que observamos es que está asentado en la cultura patriarcal con la que hemos vivido muchos siglos, tan normal que un nombre se haga cargo de cuidarnos, como en las cavernas, tan normal que se tenga el ideario colectivo de que nosotras desconocemos cómo resolver problemas de seguridad pública, nada, absolutamente nada justifica que sigamos siendo discriminadas por nuestra condición de mujeres, desde 1994 con la Convención Belem Do Pará se hace una conexión entre violencia contra las mujeres y discriminación.

Cambiemos de escenario, en lugar de que me lo digan en la calle me lo dicen en el Congreso del Estado, un servidor público, y además no me lo dice con palabras tan melosas como me lo dijeron en el otro escenario, sino que alza la voz y dice que le gustaría mucho que yo fuera hombre para “partirle su madre”.

¿Qué cambió? Parece que sólo el escenario, porque ambos son actos violentos.

Sólo que en el escenario dos, en el Congreso del Estado, el hombre que le dijo eso a la mujer tiene la obligación de guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es más hasta juró que iba a hacerlo y que no violaría las Leyes.

Los Servidores Públicos deben velar por que se cumpla la Constitución y el Artículo Primero es el que deberían traer tatuado; los Diputados y Diputadas tienen la responsabilidad de saber qué hacer cuando tienen enfrente un micrófono, sea el de la tribuna legislativa, sea el de un medio de comunicación, sea el de un evento público, y deben estar plenamente conscientes de sus obligaciones, que entre otras, es promover y fomentar el respeto a los derechos humanos.

Deben tener claro que todas las personas somos iguales y todos gozamos de los mismo derechos, y que las personas en el servicio público, sean electas, de representación proporcional, o designadas están obligadas a “(…) promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos (…) y el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos”, además deben saber que está prohibida “(…) TODA discriminación por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil, o cualquiera otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

Las personas no deberíamos sentirnos atemorizadas por otras personas que están  en un espacio en el que se discuten los aspectos legales y jurídicos con los que debemos actuar. Cuando escuchamos que en la Tribuna Legislativa hay actos de agresión por cuestiones de género, nos sentimos todas las mujeres más vulnerables aún, porque justo es en ese escenario en el que se deben gestar las leyes que estén encaminadas a erradicar la violencia contra las mujeres, y cuando pasa lo contrario y se hacen comentarios violentos, misóginos, sexistas, machistas no sólo se lo dicen a la receptoras directa del mensaje, sino a todas.

Como sociedad exigimos que el escenario legislativo sea un recinto de igualdad recíproca, que no genere y ni reproduzca actos de violencia contra las mujeres, que quienes tienen la representación popular lleven acciones encaminadas a consolidar una igualdad plena.

Pero también exigimos congruencia: que si en el legislativo hay personas que tienen naturalizada la violencia contra las mujeres y lo hacen publico agrediendo a sus compañeras y compañeros, de inmediato se genere una reacción conjunta de todo el Poder Legislativo mediante un exhorto firmado por legisladores y legisladoras no sólo para evitar violencia de género o de cualquier otro tipo de violencia, sino que haya  mecanismos de sanción a quienes lo incumplan.