CUANDO EL DINERO ES UN PROBLEMA: VIOLENCIA ECONÓMICA
Colaboración
para Global Media
19
NOVIEMBRE 2018.
Mujeres que han vivido violencia familiar admiten, en su mayoría, tener
una relación de subordinación con la pareja por cuestiones de dinero, comenzaron
porque entre ambos toman la decisión de que ella se quede al cuidado y atención
del hogar y de los hijos e hijas , otra porque su pareja le ordena quedarse,
otra porque no tiene alguna profesión u oficio y no sabría en qué emplearse.
El dinero nos permite que como familia podamos organizar un proyecto de
vida de largo plazo: nos permite poder asumir la responsabilidad de un crédito
hipotecaria, de la compra de bienes muebles, de productos para el sostenimiento
de la casa, de un vehículo, nos permite también poder tomar decisiones sobre la
educación de los hijos e hijas. El dinero nos permite tener acceso o no a
oportunidades de vida.
El dinero también es un símbolo, como advierte Marcela Lagarde en su
libro Claves Feministas para la
negociación en el amor[1], y lo
que promete como intercambio simbólico es poder, la ausencia de dinero es la
pobreza. Para las personas la realización en la vida es tener dinero para
comprar lo que deseamos, no lo que nos hace falta, más ahora que estamos en una
sinergia consumista que nos prometen ganancias relacionadas con la autoestima,
a más dinero, mas bienes, más satisfacciones personales, más poder y más
control.
Para muchas mujeres que fueron educadas en patrones machistas, era un
ideal de vida y de realización personal casarse, tener hijos y vivir sin ningún
problema económico, para lo que se busca un hombre que en el futuro inmediato
alcanzara una fortuna. Todo ese
imaginario colectivo, ¿se extinguió?, ¿sigue vigente?, ¿perpetua el machismo?
Cuando las parejas tienen problemas de dinero, porque lo que ganan no
alcanza para sostener a la familia, porque quizá ella pueda ganar más que él, o
porque no tiene ingreso, se convierte en un problema de poder. El que cuenta
con un mayor salario, el que maneja el dinero aunque no lo gane, es el que de
alguna manera tiene el control en la relación de pareja y por tanto, está en
mayores posibilidades de tomar decisiones sin consultar a nadie.
La realidad que tenernos frente a nosotros más allá de la idealización
que muchos medios de comunicación plantean sobre las parejas felices, es
mujeres que viven violencia económica de diferente manera.
El valor simbólico del dinero nos lleva en ocasiones a identificar las
razones por las que una mujer continúa en un círculo de violencia, es muy
complejo poder abandonar los privilegios que se obtienen con la parte figurada
del dinero. Se debe comprender que hay de por medio una relación amorosa entre
quienes conviven como familia, y que el dinero tanto su uso, como su
intercambio o su ausencia, nos dejan a las mujeres en desventaja, que si no
cuentan con una red de apoyo sólida, les resulta más difícil salir de una
relación de pareja violenta.
En relaciones donde hay violencia familiar y ambos trabajan, cada peso
es importante para los pagos y compromisos económicos que se tienen, es aún más
complejo tomar decisiones para separarse y denunciar esa violencia que vive la
mujer, pues se encuentra en una situación de desventaja, que le permite al
hombre, en muchas ocasiones, ejercer violencia
psicológica, emocional y por supuesto económica.
Ser independiente económica y emocionalmente de la pareja a muchas
mujeres les ocasiona un desgaste continuo, por lo que es importante que en esa
etapa busque apoyo terapéutico para que vea sus potencialidades de autonomía
económica.
Para muchas mujeres tomar la decisión de separarse de su pareja va de la
mano con esa posible autonomía económica, y no es privativo de mujeres de
determinado sector económico, educativo,
pero si de una formación sobre nuestras relaciones como mujeres con los
hombres y de ellos con nosotras, pues persiste en ese imaginario colectivo los
roles de género de que el hombre debe
ser el proveedores y la mujer quien se dedique al cuidado.
Las mujeres que viven violencia económica, psicológica, emocional,
pueden recibir apoyo de diversas instituciones, ya sea de Instituto de las
Mujeres del Estado, o las instancias municipales de la mujer, de los Centros de
Justicia para Mujeres y de algunas organizaciones civiles, que en su mayoría son
gratuitas las atenciones y asesorías.
[1]
LAGARDE, Marcela, Claves Feministas
para la negociación en el amor http://cdd.emakumeak.org/ficheros/0000/0538/claves-feministas.pdf
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