EL ROL DE LOS MEDIOS ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Colaboración para
Global Media:
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24 FEBRERO DE 2020
Organismos de la sociedad civil iniciaron una estrategia que se volvió
viral para convocarnos a las mujeres a que el día 9 de marzo dejáramos de hacer
nuestras actividades diarias como una forma de protestar y hacer visible que
las mujeres actuamos en todos los campos de la vida económica del país, que
somos el 50 por ciento de la población.
Esta campaña lanzada en Twitter por la Organización Brujas del Mar pronto fue hecha propia por diferentes colectivos de
defensa de los derechos de las mujeres, en un contexto en el que los
feminicidios en el país nos han indignado y obligado a todos a mirar las
desigualdades entre hombres y mujeres como antecedente de la violencia de
género, en los últimos 10 días ocurrieron hechos como el feminicidio de Ingrid,
luego la desaparición y asesinato de la niña Fátima, aquí en San Luis Potosí el
feminicidio en Ébano, en Ciudad de México la joven doctora.
Somos una sociedad conmocionada por los hechos violentos que se viven,
por las muchas mujeres asesinadas, la indignación se hizo viral, con un tema legítimo
de la sociedad civil en reclamar a las instituciones la inoperancia de las
estrategias para erradicar la violencia contra las mujeres; ocurrió lo inusual
la protesta también fue hecha propia por las instituciones.
Lo que se les pide no es que se sumen a un movimiento de activistas sino
que cumplan con su función y con el trabajo que la ley les exige. Dejar
participar a las mujeres y advertir que no se les descontará el día, es sólo
parte del discurso de lo políticamente correcto, y nuevamente “darnos permiso”
para ejercer un derecho humano, como es la libre manifestación de nuestras
ideas.
Tenemos que revisar que los medios de comunicación y sobre todo los que
transmiten a través de internet están jugando un rol que ha sido trascendente
para que un movimiento como el convocado por la “Brujas del Mar” para el paro
el 9 de marzo, se replique en todas partes, el fenómeno mediático parece
generar querer estar de lado de los que aparentemente tienen causas justas.
Estamos frente al ciberfeminismo que ha resultado el instrumento más
efectivo para campañas locales que se hacen mundiales, donde el activismo
social también tiene una nueva configuración y permite que todas las personas
desde su celular, su computadora, Tablet, puedan emitir sus opiniones.
El Movimiento 9 de marzo, nos advierte de un espacio sin fronteras, en
el que se pueden sumar todas las personas, pero las instituciones deben
replantearse su rol, y las omisiones que han cometido para que los hechos estén
en la dimensión que los vivimos en estos días.
Los medios de comunicación también. Porque el imaginario colectivo basa
sus ideas en lo que consume por internet, está mirando dos posturas: una la de
la organización colectiva por Internet a través de las redes sociales; y la otra
el deterioro de la dignidad de las víctimas en la cobertura que hacen de la
información sobre las muertes violentas de mujeres.
En ésta última perspectiva los medios de comunicación estigmatizaron y
criminalizaron a las mujeres víctimas de feminicidio exhibiendo imágenes y
datos de sus vidas íntimas, responsabilizándolas de los hechos.
Vamos por partes, primero en el caso de Ingrid las fotografías se
filtraron de parte de las autoridades a los medios de comunicación, en donde se
observaba el cuerpo de Ingrid en una condición que afectaba su dignidad como
ser humano, si bien la autoridad difundió las imágenes, los medios no hicieron
nada para no transmitirlas y subirlas a sus portales de internet que fueron
tomadas para replicarlas en redes sociales.
Posteriormente observamos las imágenes que se transmitieron una y otra
vez con la entrevista de Irma, tía de Mario señalado como el feminicida de la
niña Fátima, en donde relató cómo se le dio muerte por parte de Gladys la
pareja de Mario y la ejecutora de su privación de la libertad.
Todos los medios tradicionales que tienen sus noticieros en internet y
difunden en redes sociales, entrevistaron a Irma, quien daba detalles y
pormenores del asesinato de Fátima; además se filtró información sensible de la
vida de la familia de la niña, también de la vida de Gladys que por supuesto afectó
la integridad y dignidad de la de las familias involucradas, tanto los hijos de
Gladys como de su madre. Y la criminalizaron en los comentarios que se hacen en
las redes sociales.
La información de los medios se centró en las mujeres y en nuevamente
generar clichés de nosotras sobre la maternalización, responsabilizándolas de
que los hombres actuaran en la forma en cómo lo hicieron, en la omisión de
cuidados, en no quererse salir de la violencia familiar que vivían. La mirada
no fue equitativa, a las mujeres se le dio una cobertura más amplia tanto para
dar detalles de los delitos como para criminalizarlas.
Los Medios de Comunicación deben replantearse las coberturas que hacen y
buscar mecanismos mediante sus códigos de ética y de conducta sobre la no
afectación a la dignidad de las personas víctimas y sus familias.