martes, 30 de octubre de 2018

VIOLENCIA POLÍTICA, por Gloria Serrato


VIOLENCIA POLÍTICA
Colaboración para Global Media
30 octubre 2018.

La violencia contra las mujeres no parece encontrar un límite, esta tan naturalizada que parece cosa normal que una persona agreda a otra por razones de género, es decir por hacer alusión a los roles y estereotipos con que históricamente hemos sido educadas las mujeres y los hombres. La asignación de roles de trabajo y de temas que nos toca llevar a cabo a las mujeres parecen estar definidas por nuestra condición de género, ¿nosotras no deberíamos saber del tema de seguridad pública?, ¿nosotras deberíamos llevar actividades propias de la debilidad de nuestro sexo?

Las preguntas las planteamos ahora en 2018, cuando fue el tema central de muchas luchas y actividades feministas a principios de los años setentas,  en esta etapa de nuestras vidas, quienes nos identificamos con el feminismo pensábamos que esas épocas se habían superado, por lo menos en cuanto a las personas que están en la función pública, porque hay mayor información, pero sobre todo porque hay que cumplir con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su Artículo Primero  sobre los Derechos Humanos y sus Garantías.

Veamos por ejemplo, que una persona en la calle me diga que no me meta en temas de seguridad porque no son propios de mi condición de mujer, porque ante todo él como hombre me debe cuidar de que no me pase nada, puedo interpretar que esta persona considera que no tengo la capacidad para hablar de temas de seguridad porque es cosa de hombres y yo, mujer, delicada, tengo que esperar a que él como hombre hable del tema y dé soluciones brillantes y atinadas, porque su “obligación” como hombre es la de cuidar a los débiles y por consiguiente a las mujeres.

Ese planteamiento hipotético pareciera que es de otra época, de otro momento histórico. Lo que observamos es que está asentado en la cultura patriarcal con la que hemos vivido muchos siglos, tan normal que un nombre se haga cargo de cuidarnos, como en las cavernas, tan normal que se tenga el ideario colectivo de que nosotras desconocemos cómo resolver problemas de seguridad pública, nada, absolutamente nada justifica que sigamos siendo discriminadas por nuestra condición de mujeres, desde 1994 con la Convención Belem Do Pará se hace una conexión entre violencia contra las mujeres y discriminación.

Cambiemos de escenario, en lugar de que me lo digan en la calle me lo dicen en el Congreso del Estado, un servidor público, y además no me lo dice con palabras tan melosas como me lo dijeron en el otro escenario, sino que alza la voz y dice que le gustaría mucho que yo fuera hombre para “partirle su madre”.

¿Qué cambió? Parece que sólo el escenario, porque ambos son actos violentos.

Sólo que en el escenario dos, en el Congreso del Estado, el hombre que le dijo eso a la mujer tiene la obligación de guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Es más hasta juró que iba a hacerlo y que no violaría las Leyes.

Los Servidores Públicos deben velar por que se cumpla la Constitución y el Artículo Primero es el que deberían traer tatuado; los Diputados y Diputadas tienen la responsabilidad de saber qué hacer cuando tienen enfrente un micrófono, sea el de la tribuna legislativa, sea el de un medio de comunicación, sea el de un evento público, y deben estar plenamente conscientes de sus obligaciones, que entre otras, es promover y fomentar el respeto a los derechos humanos.

Deben tener claro que todas las personas somos iguales y todos gozamos de los mismo derechos, y que las personas en el servicio público, sean electas, de representación proporcional, o designadas están obligadas a “(…) promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos (…) y el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos”, además deben saber que está prohibida “(…) TODA discriminación por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil, o cualquiera otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

Las personas no deberíamos sentirnos atemorizadas por otras personas que están  en un espacio en el que se discuten los aspectos legales y jurídicos con los que debemos actuar. Cuando escuchamos que en la Tribuna Legislativa hay actos de agresión por cuestiones de género, nos sentimos todas las mujeres más vulnerables aún, porque justo es en ese escenario en el que se deben gestar las leyes que estén encaminadas a erradicar la violencia contra las mujeres, y cuando pasa lo contrario y se hacen comentarios violentos, misóginos, sexistas, machistas no sólo se lo dicen a la receptoras directa del mensaje, sino a todas.

Como sociedad exigimos que el escenario legislativo sea un recinto de igualdad recíproca, que no genere y ni reproduzca actos de violencia contra las mujeres, que quienes tienen la representación popular lleven acciones encaminadas a consolidar una igualdad plena.

Pero también exigimos congruencia: que si en el legislativo hay personas que tienen naturalizada la violencia contra las mujeres y lo hacen publico agrediendo a sus compañeras y compañeros, de inmediato se genere una reacción conjunta de todo el Poder Legislativo mediante un exhorto firmado por legisladores y legisladoras no sólo para evitar violencia de género o de cualquier otro tipo de violencia, sino que haya  mecanismos de sanción a quienes lo incumplan.

lunes, 22 de octubre de 2018

LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES DISCRIMINACIÓN, por Gloria Serrato


LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES DISCRIMINACIÓN
Colaboración para Global Media
22 octubre 2018.

Las mujeres somos consideradas como un grupo poblacional vulnerable, estamos en condiciones de desventaja por el sólo hecho de ser mujeres, vivimos situaciones de discriminación que ocasionan que nos cueste más trabajo y esfuerzo alcanzar metas relacionadas con nuestro desarrollo personal.

La discriminación está vinculada a la violencia que las mujeres padecemos por los roles de género que nos han asignado y los tenemos muy normalizados en nuestra vida cotidiana. Cuando a una niña, a una mujer, se le violenta en cualquier espacio que puede ser la casa, el trabajo, la comunidad, deja de hacer muchas actividades que le ayudan a crecer y ser feliz; la violencia nos va mermando nuestra autoestima, y es un factor clave para nuestra salud física y emocional.

Desde hace 24 años, precisamente el 06 de octubre de 1994 se establece con claridad la vinculación entre la discriminación y la violencia de género, mediante la firma de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, en lo que se denominó la Convención Belém do Pará. En esos años establecer una conexión entre violencia contra las mujeres como una forma de discriminación parecía aventurado, pero fue muy importante el reconocimiento de la necesidad de que las mujeres tuviéramos una vida libre de violencia y enlazarlo como un eje de derechos humanos y no discriminación para encaminarnos a alcanzar la igualdad plena entre hombres y mujeres.

El parteaguas que significa la veinteañera Belém Do Pará nos marcó la urgente necesidad de que los países hicieran cambios en sus leyes, México se tardó 13 años en dar el salto al reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres, y aunque han habido cambios muy significativos, el mayor de los cambios no se cristaliza aún, que es el cambio en las mentalidades de la población en nuestro país, para que efectivamente alcancemos la igualdad plena.

Las mujeres de cualquier edad y de cualquier localidad hemos vivido algún tipo de violencia que por supuesto está relacionado con la discriminación que se ejerce en contra nuestra. El acoso en las calles es una muestra muy clara de que nos dan un trato como objeto, como no iguales y conduce a muchos hombres a ejercer actos intimidatorios porque simplemente consideran que somos un territorio que puede ser usado.

Este semana que concluyó vivimos en San Luis Potosí varios hechos violentos, uno de ellos el asesinato a balazos de una joven profesionista en su consultorio dental,  pocos día antes se había localizado bajo un puente el cuerpo de otra mujer asesinada y calcinada; a nivel nacional nos conmocionó primero la desaparición y luego el asesinato de Valeria la pequeña de 12 años en el municipio de Melchor Ocampo, Estado de México.

¿Qué ocurre? ¿Cómo frenar la violencia contra las niñas y mujeres? Hemos pensado que las declaratorias de las Alertas de Violencia de Género son un instrumento de la política pública de nuestro país que sería el más eficiente mecanismo para cumplir con la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres. La verdad es que no, no se detienen los actos de violencia, éstos se mantienen, porque no hay una genuina estrategia de gobierno, sociedad civil, la comunidad, las instituciones, en las que se deje de discriminarnos y en la que se deje de simular con acciones que no están dando resultados.

La sociedad civil organizada ha jugado un rol crucial para apoyar a las mujeres: con acompañamiento a las que han sido víctimas de violencia, con trabajo de visibilización de las desigualdades, de gestión para que obtengan las mismas oportunidades de desarrollo, de proyectos educativos para que identifiquen sus derechos, etc.,  pero no todas las organizaciones sociales son auténticas en la actividad a favor de la igualdad y no discriminación contra las mujeres, muchas asociaciones trabajan en proyectos pagados en cantidades millonarias que sólo son acciones vistosas que no cumplen con objetivos concretos que den resultados en ese cambio de las mentalidades; llevan actividades que se prestan a la simulación de las autoridades en hacernos creer que se trabaja en favor de acciones afirmativas para alcanzar una plena igualdad entre hombres y mujeres.

Estamos en una etapa de implementación de la Alerta de Violencia de Género en San Luis Potosí y en otro estados del país, donde la Secretaría de Gobernación nos ha puesto el piso para saber qué es lo mínimo a trabajar, cuáles son las acciones que deben realizarse de manera emergente pero que pueden quedarse para fomentar una política pública de largo plazo hasta que se eliminen todas las formas de discriminación contra las mujeres, particularmente los actos violentos que han llevado a la muerte a 49 mujeres en el estado potosino.

En estos momentos debemos cuestionarnos si las AVG´s son una forma adecuada de contrarrestar la violencia feminicida, o si tiene que ver más con la forma misógina como se ha manejado, cuando no se tiene naturalizada la igualdad entre los géneros definitivamente no habrá AVG que funcione por más recursos económicos que se le destinen. La igualdad no es una cuestión de elección para las autoridades es una obligación fomentarla y evitar los actos de discriminación que conduzcan a la violencia



lunes, 15 de octubre de 2018

JUSTICIA NO VENGANZA, por Gloria Serrato


JUSTICIA NO VENGANZA
Colaboración para Global Media
15 octubre 2018.

Los hechos violentos que vemos todos los días en los medios de comunicación causan conmoción de manera indirecta en nuestras vidas diarias. Como personas nos sentimos inseguras, y como parte de una sociedad civil organizada sentimos que es indispensable mucho trabajo que parece no identificar cuál es el principio.

Las historias de violencia contra mujeres y niñas, nos regresa otra vez la mirada a identificar las prioridades del Estado ante una fallida implementación de la Alerta de Violencia de Género, no sólo en San Luis Potosí, sino en otros estados del país. La AVG es una medida de Emergencia y este concepto es el que no ha quedado muy claro para las autoridades que son las responsables de darle seguimiento.

En días pasados se desarrolló el Foro Ciudadano por la Reconciliación y la Noviolencia en San Luis Potosí, estuvieron presentes académicos de diversas universidades del país, entre las que destaca Sushri Radha Bhatt, de la Universidad Gujarat Vidyapith ( Universidad fundada por Mahatma Gandhi en 1920), además Alejandro Encinas ex jefe de gobierno de la Ciudad de México y próximo Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaria de Gobernación, en ese espacio los organismos de la sociedad civil le expusieron las carencias que como víctimas han vivido, así como las omisiones de las autoridades para alcanzar la justicia.

Las Asociaciones Civiles exigieron al Nuevo Gobierno que cesara la impunidad, que se encontrara y castigara a los responsables de los delitos; se habló de la violencia contra las mujeres y de las acciones ineficaces que se han implementado en el marco de la Alerta de Violencia de Género; las exigencias y peticiones fueron muchas pero todas bajo un mismo hilo conductor: justicia, transparencia y castigo.

Las víctimas relataron la travesía que han recorrido en búsqueda de la justicia, ese camino les hace pedir acciones y penas en contra de los delincuentes que son un atentado para el estado de derecho en el que vivimos; este foro de reconciliación y noviolencia dejó muy en claro que la sed de justicia si no se atiende con la debida diligencia y prontitud se va transformando, hasta llegar a pedir como parte de la reparación del daño una pena que trastoque los acuerdos y tratados internaciones de los que México es parte.

Las víctimas están cansadas de dar vueltas para que sean atendidas sus peticiones, hablar de reconciliación para ellas era como olvidar el delito que sufrieron, y es justamente lo que no quieren: Olvidar. Quieren que se conozca los hechos que les cambiaron su proyecto de vida para que las autoridades implementen medidas de garantías de no repetición, de que otras personas no tengan que padecer lo que ellas han enfrentado.

Las voces que escuchamos de las víctimas a través de los colectivos que se congregaron en el Foro Ciudadano por la Reconciliación y la Noviolencia, reflejan la ausencia de credibilidad en las autoridades, no hay espacio para pensar que les movió a algunas autoridades a modificar sentencias, qué ha obstaculizado el curso de una investigación, cómo creer en autoridades que han filtrado información en detrimento tanto de la víctima como del imputado, como llegar hasta el punto de pedir la pena de muerte, porque no se vislumbra otra alternativa en un país con altos índices de corrupción, inseguridad y violencia.

Estamos en un tránsito muy pausado para llegar a acuerdos para la reconciliación y la paz, esa lentitud está anidada en todas las esferas de la vida pública que de una manera u otra están vinculadas en que se alcance la justicia. ¿Cómo podemos hablar de perdón y reconciliación en ese clima de ineficacia en las acciones de gobierno? La ruta está paralizada, empantanada, porque mientras las víctimas no conozcan la verdad de lo que les pasó a sus familiares, no se podrá llegar a acuerdos concretos.

Las víctimas buscan justicia y no venganza, y algunas de sus propuestas tuvieron que ver con castigos ejemplares y nos da pauta a reflexionar que todos los esfuerzos terapéuticos que se hacen no han dado frutos, no tenemos a personas víctimas que se estén recuperando de la situación que enfrentaron, porque apenas ven un avance en su proceso, y ocurre algo que podría meterse en la categoría de corrupción que afecta el curso de un procedimiento.

Cuando no se ve con certeza la actuación de la autoridad, tanto en la investigación, sanción y castigo de una persona que ha cometido un delito, difícilmente podremos pensar en la palabra reconciliación. Habrá varias líneas por las que tendremos que transitar: a) acceso a la justicia con rapidez, transparencia y legalidad, b) apoyar a la víctima de manera integral, c) comprender la situación por la que atraviesa la víctima, d) Atenderle en sus necesidades básicas, y  e) acompañarle durante todo el proceso-

Nos queda claro que el reclamo de las víctimas es justicia y  no la venganza

lunes, 8 de octubre de 2018

DIA INTERNACIONAL DE LA NIÑA: “APÓYALA: NIÑAS COMPETENTES”, por Gloria Serrato


DIA INTERNACIONAL DE LA NIÑA: “APÓYALA: NIÑAS COMPETENTES”
Colaboración para Global Media
08 octubre 2018.

Las niñas y los niños son la población más vulnerable, están en un proceso de desarrollo que requieren del apoyo de las personas adultas para su sano crecimiento físico y emocional.  Tienen derecho a una vida segura, sana, educada, para que en el futuro tengan las herramientas necesarias para enorme responsabilidad de conducirnos. De la población infantil, las niñas presentan mayores dificultades para alcanzar su sano desenvolvimiento ante las tendencias culturales de considerar que ellas no serán el sostén de un hogar.

La situación para las niñas en nuestro país y las niñas de todo el mundo son adversas; hay más de mil cien millones de niñas en el planeta, de ellas, dice la ONU ( Organización de Naciones Unidas) 600 millones se incorporarán al mercado laboral la década entrante y es indispensable que estén preparadas no sólo en conocimiento escolarizado, sino además en competencias y habilidades tales como la autoestima, la solución de problemas, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico, para que puedan estudiar ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Muchas niñas no pueden empezar la educación secundaria, bachillerato porque aún hay sesgos de género, en nuestro país hay más de cuatro millones de niños, niñas y adolescentes que ahora misma no van a la escuela[1] y el 80 por ciento de los y las que si van no alcanzan los conocimientos requeridos para su nivel educativo, de esas cifras el mayor porcentaje es de niñas. Tenemos a pesar de estos datos cifras muy alentadoras de avance en cuanto al número de infantes que asisten a la escuela, habiendo una paridad entre géneros, la deserción comienza en la adolescencia.

El tema del Día Internacional de la Niña es “Apóyala: Niñas Competentes” [2]y éste será el séptimo año[3] que la ONU convoca a todos los países a que realicen acciones encaminadas a visibilizar las desventajas en que se encuentran las niñas y las adolescentes, sobre todo en el tema de enseñanza porque es indispensable que se desprendan de los roles tradicionales de género para que puedan desarrollar competencias y habilidades que las coloquen en la esfera de trabajo y de mejores oportunidades de desarrollo.

La ONU ha tomado la batuta para sugerirles a los países que forman parte en cambiar los procedimientos de enseñanza para niños, niñas y adolescentes, que se tengan las mimsas oportunidades reales que les lleve a un trabajo digno. Es indispensable que para ello primero si miremos, reconozcamos que las niñas y adolescentes aún tenemos un sistema educativo discriminatorio, en el que hay muchas deficiencias para educar con perspectiva de género, pero por supuesto no sólo ahí, también en la comunidad, en el hogar, los estereotipos de roles impiden que las niñas y las adolescentes puedan concluir una carrera que esté alejada de la extensión de lo doméstico.

Es necesario que las niñas competentes se desarrollen en un medio incluyente, en el que se cambien los estereotipos, las normas sociales, los prejuicios. Urge promover que las niñas participen en ciencias, en tecnología, en matemáticas, en ingeniería, además de que las niñas con discapacidades tengan acceso a las mimas oportunidades de estudio.

Para que las niñas puedan alcanzar estos logros es impensable que se les deje de violentar, los datos que nos ofrece la ONU MUJERES advierte que cada 10 minutos en algún lugar del mundo una niña, adolescente muere por violencia. Los lugares que deben garantizarles tranquilidad, seguridad y desarrollo son los hogares y la escuela, y en esa parte nos falta mucho en México[4] , por ejemplo, seis de cada 10 niños y niñas en nuestro país en edades de uno a 14 años, han sufrido algún método violento de disciplina infantil en sus hogares; la mitad viven agresiones psicológicas, castigos corporales a manera de disciplina, tales como jalones de orejas, bofetadas, manotazos, o golpes. Las niñas son las más afectadas porque son las que a base violencia física se le infringen medidas correctivas.

La violencia física y psicológica la tenemos tan normalizada que creemos que es necesaria para corregir las conductas de las niñas, niños y adolescentes, esto erosiona y les hace más vulnerable en una comunidad que cada vez presenta mayores índices de inseguridad.

Este año se entregó el Premio Nobel de la Paz a Nadia Murad, joven iraquí, de origen yasidí (religión) que fue esclava sexual y mostró al mundo la tragedia que viven miles de niñas y de adolescentes en el mundo que son víctimas de la violencia de guerra, de igual manera en México está Karla una jovencita de la Ciudad de México que fue raptada por su novio y obligada a prostituirse, escapó tras cuatro años de cautiverio y violada en más de 43 mil ocasiones.




[1] Informe Anual 2017 sobre la Infancia en México, http://www.unicef.org.mx/Informe2017/
[2] https://www.unicef.org/es/igualdad-de-genero/dia-internacional-de-la-nina-2018
[3] La Onu mediante la resolución 66/170, en 2011, https://undocs.org/es/A/RES/66/170
[4] Datos tomados del Informe Especial de la Infancia en México 2017

lunes, 1 de octubre de 2018

MISOGINIA Y EL SEXISMO BENEVOLENTE, por Gloria Serrato


MISOGINIA Y EL SEXISMO BENEVOLENTE
Colaboración para Global Media
01 octubre 2018.

¿Las mujeres y los hombres estamos construyendo nuevas formas de convivencia de modo que sean más solidarias, más equitativas? La respuesta debería ser un sí, sin embargo esta es una tarea que nos va a llevar más tiempo del que nos gustaría, porque las relaciones interpersonales avanzan vertiginosamente y no a la par de cómo nos educamos con respecto de vernos unos a las otras, y nosotras a ellos.

Los actos de violencia no han cesado en contra de nosotras, pero también muchos hombres se sienten descalificados por algunas mujeres. Para tener una convivencia saludable se requiere de que tomemos un punto de partida, que debe ser el reconocimiento de los actos de discriminación que hemos vivido las mujeres durante muchas generaciones y que eso ha perpetuado la violencia, tal modo que en lugar de que desaparezca se ha disfrazado en formas benévolas; al comenzar desde ahí, muchos hombres se podrán sumar a entender los privilegios con los que han vivido y empezar a tejer una nueva forma de relación.

Parece fácil, porque todo en el discurso lo es, pero en la práctica, en la diaria interacción, no. Tenemos que ir más más allá de sólo de decretar que tengamos relaciones sanas más justas y equitativas, es indispensable formular un trato igualitario en todas las esferas, hemos realizado actividades de este tipo, pero muy disparejas, por eso encontramos en algunos sectores de la sociedad a hombres que se suman a nuestra causa con el firme propósito de construir relaciones igualitarias, pero en otros sectores el machismo y la misoginia está en su esplendor.

En nuestro país conviven diferentes tipos de movimientos de mujeres, unos radicales otros no, y tiene que ver por la equidistancia en que nos encontramos al buscar y apoyar a otras mujeres, mientras una buscamos que se erradique la violencia feminicida, la violencia laboral, otros movimientos están trabajando por tener una igualdad real y no sólo sustantiva en el trato diario. De pronto parece que esa distancia está en paralelo y no la vamos a disminuir.

La violencia contra las mujeres no es un tema que sea de interés genuino para el Estado, ha habido muchos cambios en materia de reformas a las leyes, creación de instituciones para atender la violencia, acciones que parecen estar encaminadas a políticas públicas, etcétera, pero los trabajos no se ven cristalizados en la interacción diaria de muchas mujeres que viven violencia; se ha visibilizado y se han dispuesto mecanismos para que las mujeres puedan denunciar, pero estamos ahí entrampados en los procesos que deben seguir para alcanzar la justicia.

En la erradicación de la violencia se avanza, pero poco, porque cada persona, cada servidor o servidora pública, cada integrante de la sociedad civil no asumen lo que le corresponde, y hemos caído en la trampa de ver estos temas como un acto de benevolencia y no de justicia, relacionado quizá con la mimetización y normalización de todas las formas de discriminación que vivimos a diario las mujeres a manos de hombres pero también de mujeres.

Estas formas benevolentes que en principio fueron advertidas por psicólogos, fueron poco a poco tomando fuerza en las acciones de gobierno, debido entre otras cosas a la carencia de perspectiva de género y de ver la solución como un acto de paternalismo gubernamental.

La percepción de que las mujeres nos podamos sentir seguras en todos los espacios es muy endeble, y es justamente una percepción que se construye por hombres y mujeres en una forma de sexismo benevolente o benévolo [1], una manera de hacernos creer que la oferta protectora para sentirnos seguras proviene justamente de hombres o del Estado con acciones que se van alejando del empoderamiento necesario para que una mujer que ha sido víctima de violencia pueda rehacer su proyecto de vida. Parece simple, pero no lo es, el sexismo ha estado presente como una forma de ejercicio del poder de los hombres hacia nosotras, y en lugar de desaparecerlo, se ha transformado en una versión de sexismo benévolo.

Eso nos hace daño a hombres y mujeres, a hombres que están en una nueva dinámica de las relaciones sociales y a las mujeres que son víctimas de la violencia sistemática por generaciones.  Tenemos ejemplos de esto, en hombres que son rechazados por movimientos de mujeres por el simple hecho de serlo, y sin dar la pauta para entender que muchos de ellos están restaurando las prácticas misóginas ancestrales, y que por algo se debe empezar. Por otro el sexismo benevolente lo observamos cada que ocurre una muerte violenta de mujeres, porque no hay acciones concretas a corto plazo para prevenir y ayudar a una mujer que se sintió amenazada y violentada.

Parece que la misoginia[2] está alojada en un gen de nuestra cultura, y como ejemplo el apoyo que recibió de un grupo de senadoras el recién electo Senador Ismael García Cabeza de Vaca, que en plena sesión del Senado es captado por un periodista en la que sostiene una charla por WhatsApp haciendo alusión a bromas de sexo servicio al ver una imagen de una joven. Cómo expulsar la misoginia si está tan normalizada y con ella se trazan acciones y políticas públicas para atender, prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, y al mismo sumar a más hombres para construir relaciones solidarias entre ambos.





[1] Sexismo ambivalente: medición y correlatos, FRANCISCA EXPÓSITO, MIGUEL C. MOYA  Y PETER GLICK, Revista de Psicología Social, 1998, (13) 2, 159-169, Fundación Infancia y Aprendizaje, España.
[2] El término misoginia está formado por la raíz griega “miseo”, que significa odiar, y “gyne” cuya traducción sería mujer, y se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio de los hombres hacia las mujeres y, en general, hacia todo lo relacionado con lo femenino Sexismo ambivalente: medición y correlatos, FRANCISCA EXPÓSITO, MIGUEL C. MOYA  Y PETER GLICK, Revista de Psicología Social, 1998, (13) 2, 159-169, Fundación Infancia y Aprendizaje, España.