LA VICTIMIZACIÓN EN LAS REDES SOCIALES
Colaboración
para el programa A Detalle en Global Media
13 DE MARZO
DEL 2016
Las
redes sociales en México tales como Facebook, Twitter, han sido una herramienta
ejemplar de comunicación y libertad de expresión, sin embargo como lado opuesto
desde hace algunos años está siendo una extensión de la proliferación de la
discriminación, el lenguaje e imágenes
sexistas, homofóbicas, que dejan ver el crecimiento de una cultura de
desigualdad en contra de los grupos vulnerables, particularmente de mujeres,
adolescentes y niñas.
La
violencia discursiva en redes sociales contra las mujeres ha ido en crecimiento
y se mantiene por la cultura generalizada, que aún persiste, de machismo y
misoginia. Nos encontramos con un lenguaje violento que ni siquiera se trata de
disfrazar, sino que es contundente para mostrar los estereotipos que subsisten
por género y sexo.
El
Consejo Nacional para prevenir la discriminación[1]
, alertaba hace un par de años sobre el reto de enfrentar esta nueva forma de
discriminación que está lastimando
principalmente a mujeres.
Derivado
de un ejercicio que hizo CONAPRED denominado “Tweetbalas, palabras que hieren a
México” que era una aplicación llevada desde el Museo de la Tolerancia y
Memoria, en el que se revisaba por minuto el número de palabras ofensivas y
discriminatorias, encontrando que muchas de ellas estaban dirigidas sobre todo
a mujeres, tales como #gata, #zorra, #EsdeChacha, #ForeverSirvienta, entre
muchos otros.
A las
mujeres se les juzga, critica, sanciona y discrimina por su forma de vestir,
por la apariencia física, por su forma de ejercer su sexualidad, cayendo siempre en estereotipos que lastiman
y victimizan.
Son
las redes sociales la extensión de los prejuicios de miles de mexicanos y
mexicanas, que se amparan en el relativo anonimato. En internet existe la interacción
continua muchas de las veces sin que
emisor y receptor se lo propongan, en Redes los comentarios emergen desde una
óptica de aparentes valores sobre lo que debe ser una mujer, en esa dicotomía
semántica Mujer-buena-abnegada-madre-guadalupana, reproduciendo estereotipos que intentan construir la identidad de la
mujer mexicana despojada de sus derechos humanos.
Tenemos
en cada muro de Facebook o post de Twitter una carga impresionante de emociones
cuando se comenta una noticia de una mujer víctima de violencia sexual,
violencia feminicida y feminicidio, opiniones que refuerzan las creencias de
los grupos a los que pertenecen quienes escriben. Estas emociones contribuyen a
construir personajes, a configurarles, a delimitar las acciones, a señalar lo
que es correcto, y en ello, revictimizan, juzgan y lastiman a las personas en
condición de víctimas.
Los
feminicidios vistos en Redes Sociales alientan esa triple discriminación de que
son víctimas las mujeres, si son mujeres indígenas, o mujeres trabajadoras, o
mujeres con discapacidad, o mujeres
adolescentes o niñas, ni siquiera se habla de ellas. Los casos de feminicidio
más reproducidos en San Luis Potosí en redes han sido el de Karla hace tres
años y el de Samanta recientemente.
Los
casos de María del Rosario de 14 años en 2011;
de Anayeli en 2014; de Blanca en
2015; de una adolescente en junio de 2015, todas ellas del municipio de Soledad
de Graciano Sánchez; de Flor Valeria de
11 años en noviembre de 2015 de Matehuala; de Evelin de 7 años en San Luis
Potosí en septiembre de 2015; de Martha
de 17 años originaria de Aquismón en noviembre 2015, de Lilia de Jesús de 15 años, originaria de Tampamolón en enero de
2016.
Las
redes sociales con los comentarios que hacen los propios usuarios y usuarias
así como con las imágenes muchas veces tratadas, distorsionadas, reproducen la
discriminación, violentan los derechos humanos y alientan los estereotipos para
construir el perfil del imaginario de la mujer oprimida.
Es
importante que las estrategias que se han diseñado efectivamente lleguen a
modificar el pensamiento colectivo de las personas, para que puedan visibilizar
la importancia del discurso en la construcción de la realidad de las mujeres en
nuestro país.
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