LA
VIOLENCIA DE GÉNERO ES DISCRIMINACIÓN
Colaboración
para Global Media
22
octubre 2018.
Las mujeres somos consideradas como un grupo poblacional vulnerable,
estamos en condiciones de desventaja por el sólo hecho de ser mujeres, vivimos
situaciones de discriminación que ocasionan que nos cueste más trabajo y
esfuerzo alcanzar metas relacionadas con nuestro desarrollo personal.
La discriminación está vinculada a la violencia que las mujeres
padecemos por los roles de género que nos han asignado y los tenemos muy
normalizados en nuestra vida cotidiana. Cuando a una niña, a una mujer, se le
violenta en cualquier espacio que puede ser la casa, el trabajo, la comunidad,
deja de hacer muchas actividades que le ayudan a crecer y ser feliz; la
violencia nos va mermando nuestra autoestima, y es un factor clave para nuestra
salud física y emocional.
Desde hace 24 años, precisamente el 06 de octubre de 1994 se establece
con claridad la vinculación entre la discriminación y la violencia de género,
mediante la firma de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres, en lo que se denominó la Convención
Belém do Pará. En esos años establecer una conexión entre violencia contra las
mujeres como una forma de discriminación parecía aventurado, pero fue muy
importante el reconocimiento de la necesidad de que las mujeres tuviéramos una
vida libre de violencia y enlazarlo como un eje de derechos humanos y no
discriminación para encaminarnos a alcanzar la igualdad plena entre hombres y
mujeres.
El parteaguas que significa la veinteañera Belém Do Pará nos marcó la
urgente necesidad de que los países hicieran cambios en sus leyes, México se
tardó 13 años en dar el salto al reconocimiento de los derechos humanos de las
mujeres, y aunque han habido cambios muy significativos, el mayor de los
cambios no se cristaliza aún, que es el cambio en las mentalidades de la
población en nuestro país, para que efectivamente alcancemos la igualdad plena.
Las mujeres de cualquier edad y de cualquier localidad hemos vivido
algún tipo de violencia que por supuesto está relacionado con la discriminación
que se ejerce en contra nuestra. El acoso en las calles es una muestra muy
clara de que nos dan un trato como objeto, como no iguales y conduce a muchos
hombres a ejercer actos intimidatorios porque simplemente consideran que somos
un territorio que puede ser usado.
Este semana que concluyó vivimos en San Luis Potosí varios hechos
violentos, uno de ellos el asesinato a balazos de una joven profesionista en su
consultorio dental, pocos día antes se
había localizado bajo un puente el cuerpo de otra mujer asesinada y calcinada; a
nivel nacional nos conmocionó primero la desaparición y luego el asesinato de
Valeria la pequeña de 12 años en el municipio de Melchor Ocampo, Estado de
México.
¿Qué ocurre? ¿Cómo frenar la violencia contra las niñas y mujeres? Hemos
pensado que las declaratorias de las Alertas de Violencia de Género son un
instrumento de la política pública de nuestro país que sería el más eficiente
mecanismo para cumplir con la prevención, sanción y erradicación de la
violencia contra las mujeres. La verdad es que no, no se detienen los actos de
violencia, éstos se mantienen, porque no hay una genuina estrategia de
gobierno, sociedad civil, la comunidad, las instituciones, en las que se deje
de discriminarnos y en la que se deje de simular con acciones que no están
dando resultados.
La sociedad civil organizada ha jugado un rol crucial para apoyar a las
mujeres: con acompañamiento a las que han sido víctimas de violencia, con trabajo
de visibilización de las desigualdades, de gestión para que obtengan las mismas
oportunidades de desarrollo, de proyectos educativos para que identifiquen sus
derechos, etc., pero no todas las
organizaciones sociales son auténticas en la actividad a favor de la igualdad y
no discriminación contra las mujeres, muchas asociaciones trabajan en proyectos
pagados en cantidades millonarias que sólo son acciones vistosas que no cumplen
con objetivos concretos que den resultados en ese cambio de las mentalidades;
llevan actividades que se prestan a la simulación de las autoridades en
hacernos creer que se trabaja en favor de acciones afirmativas para alcanzar
una plena igualdad entre hombres y mujeres.
Estamos en una etapa de implementación de la Alerta de Violencia de
Género en San Luis Potosí y en otro estados del país, donde la Secretaría de
Gobernación nos ha puesto el piso para saber qué es lo mínimo a trabajar,
cuáles son las acciones que deben realizarse de manera emergente pero que
pueden quedarse para fomentar una política pública de largo plazo hasta que se
eliminen todas las formas de discriminación contra las mujeres, particularmente
los actos violentos que han llevado a la muerte a 49 mujeres en el estado potosino.
En estos momentos debemos cuestionarnos si las AVG´s son una forma
adecuada de contrarrestar la violencia feminicida, o si tiene que ver más con
la forma misógina como se ha manejado, cuando no se tiene naturalizada la
igualdad entre los géneros definitivamente no habrá AVG que funcione por más
recursos económicos que se le destinen. La igualdad no es una cuestión de
elección para las autoridades es una obligación fomentarla y evitar los actos
de discriminación que conduzcan a la violencia
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