LA PAZ Y EL DERECHO HUMANO AL
DESARROLLO
Colaboración
para Global Media
14 DE
MAYO DEL 2018.
En los años recientes el tema de la violencia se convirtió en un tema
recurrente, pasamos en poco, de relatar historias que le habían pasado a las
otras personas y en ciudades lejanas, a
que le ocurrieran a personas que están en nuestro entorno, y más aún, ahora los otros somos todos.
Nos enteramos de lo que sucede a través de medios de comunicación y
redes sociales que se han convertido sin ningún recato en el termómetro de los
hechos violentos que ocurren.
Los medios de comunicación a través del periodismo nos informan de
situaciones de conflicto que nos causan emociones dirigidas al temor, a la
impotencia, al dolor, a la rabia, al descontento, a la tristeza. Hay medios que
se centraron en sólo publicar hechos que habían ocurrido y que eran capaces de
ser verificables. Hay otros medios que el punto de quiebre es mostrar el dolor,
la muerte y la desesperación de víctimas y probables culpables.
Vivimos en medio de la zozobra, y vemos cada día que el concepto de PAZ
se diluye en nuestro discurso, ni siquiera usamos el término aunque flote en el
ambiente como antónimo del de violencia. Utilizamos muy poco la palabra aunque
deseamos que podamos vivir en ella. ¿A qué se debe que vamos dejando fuera de
nuestro discurso ciertas palabras? A que no las empleamos, a que no las leemos,
a que no las escuchamos.
Tenemos derecho a la Paz como parte de nuestros derechos humanos, además
derecho a que vivimos con tranquilidad y armonía. Las palabras no se las lleva el viento, por
eso es necesario darles sentido en el marco de los derechos a los que tenemos
todas las personas. Buscar la Paz no son sólo una forma de verbalizar sino un
deseo que debe materializarse con una convivencia en la que las diferencias que
tenemos entre las personas nos ayuden a aumentar la capacidad de respetar a los
demás.
El próximo 16 de mayo vamos a conmemorar el Día Internacional de la
Convivencia en Paz [1]
y que instaura la Organización de Naciones Unidas, y que nos debe recordar qué
hacemos para alcanzar una convivencia armónica, cómo vemos a las demás
personas, cómo promovemos el dialogo , la solución de problemas o conflictos a
partir salidas alternas, de entender la postura del otro, de la cooperación.
Esta conmemoración es un día que armoniza muchos acuerdos
internacionales que se han tomado por los países que forman parte de la ONU, y
lo he tomado como punto de referencia para reflexionar justo a casi la mitad
del año, de lo que estamos construyendo como referente de tranquilidad en
nuestro entorno inmediato, en nuestra familia, en nuestra calle.
Hemos avanzado en muchos temas, en derechos de igualdad entre las
personas y no discriminación, en derechos humanos de las mujeres, en derechos
del medio ambiente, en derechos a la
educación y cultura, en respeto a la
religión e ideas, que todos juntos nos deberían garantizar la tranquilidad de
vivir en un entorno saludable y libre de prejuicios que luego puedan llevar a
actos de violencia.
Nos estamos acostumbrando a la violencia como parte de la rutina de
diario, y es casi como hacernos inmunes al dolor que genera, y a erradicar la
Paz de nuestro lenguaje. Es algo que debemos replantearnos, no sólo porque
habrá elecciones que nos dan la sensación de que podemos volver a empezar, a
reconstruir lo que nos sentimos se nos está perdiendo, sino porque estamos con
situaciones de estrés que nos hacen dudar de las decisiones que tomamos, porque
nos hemos vuelto desconfiados en medio de una vorágine de hechos en los que la
paz es la gran ausente.
Vamos a alcanzar un desarrollo pleno como personas, como país a partir de que nos podamos sentir seguros de
nuestro entorno, de nuestra vivienda, de nuestro trabajo. La sensación que nos
trae la paz en estos contextos nos hace crecer y desarrollarnos, eso buscamos
todas las personas.
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