lunes, 2 de abril de 2018

¿QUE OCURRE? ¿EL MACHISMO VS EL FEMINISMO? Gloria Serrato


¿QUE OCURRE? ¿EL MACHISMO VS EL FEMINISMO?
Colaboración para Global Media
02 DE ABRIL DEL 2018.

Hemos estado observando diferentes opiniones y reacciones sobre un movimiento en redes sociales denominado #MeToo, en el que principalmente mujeres de la industria del cine denunciaron públicamente con este Hashtag en twitter sobre actos de violencia sexual que vivieron para poder acceder a papeles como actrices en películas.

El movimiento es todo un fenómeno de redes sociales en internet, pero lo es también para quienes opinan sobre si es necesario o no que las mujeres hagan publico el acoso que vivieron sobre todo si “sacaron provecho” de ello. A las opiniones en contra se sumaron desde el mes de febrero la del escritor español Javier Marías y con ello se pone a debate y discusión la polarización de los movimientos feministas para hacer visible la violencia contra las mujeres.

Las mujeres que tenemos una formación feminista hemos desde al ámbito de nuestras competencias hecho un trabajo a favor de la igualdad y la inclusión de mujeres en la vida pública. Hay mujeres que en la academia tuvieron que ser parteaguas en un tema por demás difícil y en décadas que era una odisea pedir igualdad entre hombres y mujeres. Entre estas mujeres me refiero a las antropólogas mexicanas Marcela Lagarde y Martha Lamas.

Se ha impregnado de muchas mujeres que han abierto camino para que otras podamos acceder a la igualdad  y derechos que naturalmente no deberíamos exigir. Estamos viendo una nueva ola de reproches en contra de los movimientos de mujeres y caen invariablemente, esos reproches, en algunos que han tomado una forma radical, que por las propias circunstancias de formación, de defensa de derechos humanos han tomado una postura severa sobre la exigencia de los derechos de mujeres.

Hay muchos tipos de feminismo porque no es sólo una expresión de las mujeres,  son movimientos sociales que reflejan las diferencias que persisten aún entre las personas en todo el mundo.  El machismo no es el opositor al feminismo, el machismo es una actitud de prepotencia, es una manera de pensar generalizada que las mujeres somos inferiores a los hombres.  Es una ideología que promueve prácticas de discriminación hacia nosotras, es decir son conductas, son prácticas sociales generalizadas, arraigadas como si fueran algo normal y natural de nuestras costumbres y que tienen como fin señalar a las mujeres como seres inferiores.

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) señala que el machismo  es “ El conjunto de actitudes y comportamientos que violentan injustamente la dignidad de la mujer en comparación con el varón”.  Advierte que la principal característica es la degradación de lo femenino y que una de las formas de expresión es la violencia contra las mujeres.

¿Qué pasa con todo esto? El machismo al ser una práctica tan arraigada se siembra entre las personas como creencias, se reproducen y se refuerzan día a día en todos los entornos al enfatizar nuestros roles como mujeres siempre vinculados a la maternidad, al cuidado de los otros, a la atención, al apoyo de las demás personas, y que de manera tan natural y tan imperceptible  con ciertas acciones y discursos se nos van degradando. El machismo no tiene su símil con el feminismo, de ningún modo. Sin embargo hemos visto los ejercicios radicales del feminismo que son aprovechados por muchas personas hombre y mujeres para denostar el trasfondo de los movimientos feminsitas que es alcanzar la igualdad entre las personas.

He leído con mucha atención muchas opiniones de escritores que están criticando la polarización de algunos movimientos feministas, regresando de nuevo a las explicaciones biológicas, culturales, sociales; y eso es una arma de varios filos, porque en medio de la representación de lo que es arte y de cómo debe manifestarse, tanto en la literatura como en el cine, nos dan un giro al pasado para colocarnos como si nos gustara el rol de víctimas, y lo que no podemos dejar de lado es que no se trata de una lucha entre hombres y mujeres, sino de alcanzar logros igualitarios.

Es necesario que repensemos el tema más allá de #MeToo, porque en el ámbito local iniciamos las campañas electorales para la elección de diversos cargos de representación popular, y no debemos perdernos en las falsas promesas de igualdad de género, en las que están disfrazadas la misoginia y el machismo con discursos aparentemente incluyentes que el único afán es dar una imagen de políticamente correctos, ahí es en donde los movimientos de mujeres deben poner especial atención para alcanzar que se cumpla la paridad y se descarte la violencia política contra las mujeres.

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