Colaboración
para Global Media
22
ENERO DEL 2018
La
violencia entre jóvenes nos ha hecho reflexionar sobre lo que ocurre en
diferentes contextos de nuestro entorno. No son hechos aislados sino
recurrentes, de los que nos hemos enterado a través de las redes sociales y que
han ocurrido en las aulas y en las calles, habrá además que revisar lo que pasa
dentro del hogar.
Hace
unos días recordamos a las víctimas del Colegio Americano del Noreste, ubicado
en la ciudad de Monterrey, y además nos enteramos de las agresiones de dos
jovencitas a una compañera en una escuela secundaria del estado de Hidalgo. Nos
estremecimos, nos duele ver a nuestra población juvenil tratarse entre sí con
violencia, con desdén, refleja lo que está ocurriendo en el tejido social y la
manera en cómo están creciendo y apropiándose de su entorno.
Los
actos de violencia entre niños, niñas y jóvenes nos debe poner en estado de
alerta a las personas adultas y repensar sobre qué debemos garantizarles para
que no atenten contra la vida física y emocional de sus compañeros de escuela,
de su familia, de sus maestras y maestros.
La
población de nuestro país mayoritariamente tienen 27 años de edad [1]
según datos que arroja el INEGI del Censo de Población del 2015, el grueso de
la pirámide poblacional está en edades de cero a 24 años, tenemos un país de
jóvenes, un país de personas que debemos apoyar a que tengan un crecimiento
sano y armónico, un desarrollo orientado a la educación, a los valores que
encierran los derechos humanos.
Se ha
tenido un avance significativo en la manera en cómo los adultos vemos y
tratamos a las personas jóvenes; los niños, niñas y adolescentes eran vistos
como seres que no podían tomar decisiones por sí mismos, con los acuerdos internacionales
que se firmaron y de los que México forma parte, se obligó a los Estados
reformar sus leyes para que se castigara a quienes les dieran un trato indigno,
para que ya no fueran forzados a trabajar, a engancharlos en las guerras, o en
el crimen organizado.
La
Organización Mundial de la Salud [2]
ha observado que la violencia entre jóvenes ha crecido sobre todo en los rangos
de edades de 10 a 29 años de edad, advierte que cada año se registran 200 mil
homicidios en esos grupos de edades, lo que equivale al 43 por ciento de todos
los homicidios que se dan en el mundo. Además de considerar que se trata de un
problema de salud pública, que incluye actos como intimidación, riñas,
agresiones sexuales, acoso psicológico.
La
violencia juvenil trae consecuencias en la salud física y emocional, que
ocasiona secuelas tales como muertes prematuras, lesiones, discapacidad, que
tiene un impacto psicológico y social, afecta a las familias tanto de las
víctimas como de los agresores, a la comunidad en general.
¿Qué
podemos hacer? Se tiene que trabajar desde diferentes ámbitos, como son la
Escuela, la prevención de la violencia en los hogares, en la comunidad, pero
además el Estado debe contar con instancias para jóvenes agresores y centro de
atención para las víctimas.
[2]
Violencia Juvenil, Organización Mundial de la Salud.
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs356/es/
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