lunes, 8 de enero de 2018

¿TODO EN LA EDUCACIÓN?



Colaboración para Global Media
08 ENERO DEL 2018

Transcurrieron los primeros días del año y dos mujeres jóvenes fueron víctimas de feminicidio en San Luis Potosí, Vanessa de 24 años y Vivian de 19;  queremos una comunidad segura en la que se deje de etiquetar, estigmatizar, criminalizar a las mujeres, las autoridades tienen la obligación de no hacerlo pero la comunidad se disfraza en el anonimato de redes sociales, medios en internet y en los comentarios que se hacen en los espacios públicos sobre nosotras, sobre nuestras problemáticas, incluso sobre estereotipos que se transmiten como bromas, como chascarrillos y que llevan implícito el pensamiento colectivo de nuestras regiones.

Tenemos una comunidad, que no puede desprenderse con campañas en medios de comunicación e internet,  de una carga cultural muy arraigada sobre los roles que debemos tener las mujeres, sobre los que deben tener los hombres, son cuestiones que pareciera que se están desaprendiendo y no es así.

Vemos grupos de nuestra sociedad muy dispares, en los que existe una comunidad de personas que llevan una vida equitativa tanto en roles como en actividades diarias; vemos otras comunidades en los roles tradicionales que se van amalgamando con los criterios que se siguen en la escuela, en los trabajos sobre equidad e igualdad; vemos otras comunidades que se repliegan hacía los roles tradicionales y evitan a toda costa si quiera ver que las mujeres tenemos los mismos derechos que los hombres.

Estas comunidades coexisten en un nuestra localidad, en nuestra región geográfica y hace complejo prevenir y sobre todo erradicar la violencia contra nosotras. Se han tenido que modificar leyes, crear estrategias, crear políticas públicas para que las mentalidades de la colectividad vayamos transitando a la equidad y la igualdad.  Sin conseguirlo aún. ¿Qué hace falta? ¿Cómo ir hasta la raíz de la problemática?
En el diseño de estrategias siempre nos vamos a tratar de incidir en la educación que reciben niños y niñas, adolescentes, se programan actividades encaminadas a incidir en los planes de estudio de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato para que estudiantes identifiquen la igualdad y equidad como el camino más corto a una convivencia armónica entre hombres y mujeres.

Hasta ahí todo parece lo más adecuado, pues en la educación centramos con mucha fe, las expectativas de mejorar nuestro entorno y nuestro futuro.

Sin embargo al salir de las aulas, las personas estudiantes ¿qué ven? ¿Qué realidad enfrentan? ¿De qué les hacemos responsables los adultos? ¿Qué hacen? ¿Qué necesitan?

Al salir de las aulas lo que ven son entornos difíciles, violentos, con muchas necesidades básicas de alimento, de vivienda, de salud, de trabajo; el hábitat no es el esperado para lo que reciben de educación, no hay manera de aplicarlo estrictamente porque el ambiente en el que están creciendo es adverso; muchos niños y niñas tienen una familia que trabaja y se coordina para que crezcan de manera armoniosa, con un desarrollo sano y equilibrado; pero muchas otras familias tienen un entorno que les hace vulnerables y poco, muy poco receptivas  a los cambios que el entorno requiere para evitar la reproducción de la violencia.

Si desde la educación, pero no sólo la escolarizada, sino la reeducación de las personas de cada comunidad para contar con los elementos que nos den la posibilidad de un arranque simultaneo para evitar las violencias

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