Colaboración
para Global Media
08 ENERO DEL 2018
Transcurrieron
los primeros días del año y dos mujeres jóvenes fueron víctimas de feminicidio
en San Luis Potosí, Vanessa de 24 años y Vivian de 19; queremos una comunidad segura en la que se
deje de etiquetar, estigmatizar, criminalizar a las mujeres, las autoridades
tienen la obligación de no hacerlo pero la comunidad se disfraza en el
anonimato de redes sociales, medios en internet y en los comentarios que se
hacen en los espacios públicos sobre nosotras, sobre nuestras problemáticas,
incluso sobre estereotipos que se transmiten como bromas, como chascarrillos y
que llevan implícito el pensamiento colectivo de nuestras regiones.
Tenemos
una comunidad, que no puede desprenderse con campañas en medios de comunicación
e internet, de una carga cultural muy
arraigada sobre los roles que debemos tener las mujeres, sobre los que deben
tener los hombres, son cuestiones que pareciera que se están desaprendiendo y
no es así.
Vemos
grupos de nuestra sociedad muy dispares, en los que existe una comunidad de
personas que llevan una vida equitativa tanto en roles como en actividades
diarias; vemos otras comunidades en los roles tradicionales que se van
amalgamando con los criterios que se siguen en la escuela, en los trabajos
sobre equidad e igualdad; vemos otras comunidades que se repliegan hacía los
roles tradicionales y evitan a toda costa si quiera ver que las mujeres tenemos
los mismos derechos que los hombres.
Estas
comunidades coexisten en un nuestra localidad, en nuestra región geográfica y
hace complejo prevenir y sobre todo erradicar la violencia contra nosotras. Se
han tenido que modificar leyes, crear estrategias, crear políticas públicas
para que las mentalidades de la colectividad vayamos transitando a la equidad y
la igualdad. Sin conseguirlo aún. ¿Qué
hace falta? ¿Cómo ir hasta la raíz de la problemática?
En el
diseño de estrategias siempre nos vamos a tratar de incidir en la educación que
reciben niños y niñas, adolescentes, se programan actividades encaminadas a
incidir en los planes de estudio de preescolar, primaria, secundaria y
bachillerato para que estudiantes identifiquen la igualdad y equidad como el
camino más corto a una convivencia armónica entre hombres y mujeres.
Hasta
ahí todo parece lo más adecuado, pues en la educación centramos con mucha fe,
las expectativas de mejorar nuestro entorno y nuestro futuro.
Sin
embargo al salir de las aulas, las personas estudiantes ¿qué ven? ¿Qué realidad
enfrentan? ¿De qué les hacemos responsables los adultos? ¿Qué hacen? ¿Qué
necesitan?
Al
salir de las aulas lo que ven son entornos difíciles, violentos, con muchas
necesidades básicas de alimento, de vivienda, de salud, de trabajo; el hábitat
no es el esperado para lo que reciben de educación, no hay manera de aplicarlo
estrictamente porque el ambiente en el que están creciendo es adverso; muchos
niños y niñas tienen una familia que trabaja y se coordina para que crezcan de
manera armoniosa, con un desarrollo sano y equilibrado; pero muchas otras
familias tienen un entorno que les hace vulnerables y poco, muy poco
receptivas a los cambios que el entorno
requiere para evitar la reproducción de la violencia.
Si
desde la educación, pero no sólo la escolarizada, sino la reeducación de las
personas de cada comunidad para contar con los elementos que nos den la
posibilidad de un arranque simultaneo para evitar las violencias
No hay comentarios.:
Publicar un comentario