FEMINICIDIO CON NOMBRES
Colaboración para
Global Media:
https://www.globalmedia.mx/articles/Feminicidio-con-nombres
13 ENERO DE 2020
Empezando
un nuevo ciclo nos da la ilusión de que los cambios anhelados podrán hacerse
posible, en el campo que reviso y atiendo todos los días, relacionados a
alcanzar la paz para las mujeres, a erradicar la violencia, se hace
indispensable no quitar el dedo del renglón en visibilizar que las poblaciones
más desprotegidas seguimos siendo las mujeres de cualquier edad, se hace
indispensable que en este año estemos atentas a que no sean utilizadas como
estrategia política electoral.
Tenemos
en el ambiente informativo un gran tema: los feminicidios y las muertes
violentas de mujeres, en el que por un lado están los datos que la autoridad
nos ofrece sobre el avance que hay, por otro lado es la sensación que existe de
parte de las mujeres que han vivido y denunciado violencia, y en otro extremo
las mujeres que perciben inseguridad en todas las esferas.
Podemos
además apreciar que en este contexto están los hombres, no sólo a la
expectativa, sino también polarizados, por un lado quienes se suman al
acompañamiento en el crecimiento y desarrollo de los derechos de las mujeres y
aquellos que no han recibido orientación sobre la necesidad del cambio para
alcanzar la igualdad plena.
Este
comienzo de año que nos sea de utilidad para repensar y nos lleve a una
profunda reflexión sobre qué debemos hacer. En semanas pasadas el ayuntamiento
de la ciudad capital anunció la Puerta Violeta como un espacio de atención a
las mujeres que viven violencia, se trata de un nuevo proyecto que se
alimentará dentro de poco con fondos económicos federales.
Las
mujeres que han vivido algún tipo de violencia requieren de atención,
acompañamiento y apoyo, todos los proyectos que se sumen a esta causa son una
oportunidad para que más mujeres no sean asesinadas por la ausencia de espacios
para que tengan la atención debida.
Lo
interesante de un proyecto como Puerta Violeta que se suma al Centro de
Justicia para las Mujeres, las Unidades de Atención a la Mujer de cada municipio, deben ser
proyectos con un genuino beneficio de futuro y no político.
En
San Luis Potosí los centros de justicia surgieron en el contexto de una campaña
electoral, sería perverso que la los municipios quisieran sacar ventaja
política de hechos tan graves y delicados como lo son que miles de mujeres,
niñas y adolescentes que han ya denunciado violencia y no encuentran los apoyos
necesarios para reahcer su proyecto de vida.
En
septiembre del año que acaba de pasar conocí a Yesica Leticia una joven de apenas
28 años de edad, consumidora de sustancias tóxicas, víctima de explotación
sexual de parte de su pareja sentimental. Llega a San Luis Potosí, y continúa
el trabajo sexual forzado. Cuando su familia originaria de Guadalajara se
entera que la pequeña hija de Yesica fue víctima de agresión sexual por parte
de la pareja, decide venir por ambas, a los pocos días Yesica se regresa.
La
agrede de manera continua su pareja hasta el punto que le fractura varias
costillas, ingresa al Hospital y es cuando la orientan, le exponen la necesidad
de denunciar y de llevar un tratamiento de desintoxicación. Pero no está
sencillo, no hay a dónde pueda acudir, la vía podría ser un anexo, a pesar de
que el hecho de violencia que denunció la ponía en riesgo de perder la vida, no
había un lugar adecuado al que pudiera acudir para albergarse y desintoxicarse.
Los
proyectos actuales que ofrecen ayuda temporal no están diseñados para mujeres
que además de sufrir violencia, son adictas o padecen de trastornos
psiquiátricos. El Estado no las ha contemplado. Los programas se diseñan
entorno de una mujer relativamente sana emocionalmente y sin ningún antecedente
de adicción o trastornos, desajustes mentales. Para ellas, simplemente no hay
opciones, más que las redes familiares de apoyo, que muchas de las ocasiones no
son las la mejor alternativa.
Yesica
fue golpeada en innumerables ocasiones, y obligada a prostituirse por parte de
su agresor, y para evitar que ella escapara la mantenía drogada continuamente.
Su familia una y otra vez venían a recogerla, pero invariablemente regresaba
con el agresor. Ella no tuvo terapias, no tuvo una desintoxicación que le
permitiera estar plenamente consciente de los hechos que vivía. A Yesica la
mató en diciembre el hombre que por más de 8 años la estuvo violentando.
Las
Puertas Violetas, los Centros de Justicia, la política pública del Estado no
tiene ningún apoyo para mujeres como Yesica, es más no tiene ni siquiera un
proyecto. El modelo de atención de los Centros de Justicia que se diseñó hace
varios años como parte de la política pública necesario tras el caso que llegó
a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el de Campo Algodonero. Al ser
Política Pública deben dejarla sin ningún motivo para interpretaciones
política.
Las
mujeres requieren de un apoyo que piense en todos sus grados de vulnerabilidad:
por su condición económica, social, de salud, de discapacidad, de origen,
etcétera, porque las mujeres no somos una cifra, las mujeres que fueron
asesinadas no son sólo datos, tienen nombre y un pasado en el que la ayuda nunca llegó.
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