EMPEZAR A CAMBIAR: 10 DE MAYO DIA DE LA MADRE
Colaboración
para Global Media
06
MAYO 2019.
El
rol de madres pareciera que es algo natural para nosotras las mujeres, que se
nos da de modo innato y por supuesto que nacemos con un instinto óptimo para
criar, cuidar, atender y apoyar siempre a los hijos e hijas. Estas ideas son
comunes escucharlas en medio de una sociedad que rinde culto y tributo a las
madres cada 10 de mayo, que nos recuerda lo heroico que debe ser el actuar de
las madres actuar para atender, educar, sostener a la familia.
Se
nos olvida sin embargo, que cada año las mujeres seguimos siendo discriminadas
precisamente por nuestra condición de engendrar la vida de nuevos seres
humanos. Las mujeres que son madres muchas de las veces viven situaciones de
discriminación y tienen que sobrellevar estas situaciones que las obliga a
posponer sus estudios, a abandonar sus trabajos o aceptar ofertas laborales que
le pagan por debajo de los salarios mínimos con tal de que le permitan llevarse
a sus hijos al trabajo.
Las
mujeres en nuestro país continuamos llevando hasta triples jornadas tanto en el
hogar, en una fuente de empleo y los cuidados de la familia. Vivimos en una
gran contradicción, mientras por un lado celebramos cada 10 de mayo la
maternidad, por otro vemos actos de discriminación precisamente por el
ejercicio o no ella. Nos vemos obligadas a cumplir con el cuidado del hogar
precisamente porque los estereotipos de género nos transfieren en automático
esa actividad.
Datos
que nos arroja el INEGI [1]
mantiene que desde 2014 de cada 100 mujeres 33 de ellas son madres solteras y
que han tenido que aceptar trabajos sobre todo en el terreno informal, en el
doméstico o no reciben ningún pago, y generalmente son cuidadoras de otras
personas, como son adultos mayores o enfermos. Además las madres solteras la
mayoría de ellas son el sostén completo de su hogar, es decir que no reciben apoyo económico de los padres
de los hijos.
Cuando
hablamos de las madres las mentalidades colectivas deberían tener la idea de
una mujer que está en pleno ejercicio colaborativo con los padres de los hijos
e hijas, en donde la situación de estar unidas o no, no tenga nada que ver con
el cuidado y atención de la familia. Además la idea que debe prevalecer es la
no discriminación cuando una madre hable del aborto como opción para evitar continuar
con un embarazo que no podrá sostener, no discriminarlas en los espacios
laborales por la atención y cuidado de los hijos e hijas en el caso de que la
maternidad sea una decisión que hayan tomado.
En
estos momentos las ideas colectivas tienen que ver con una madre que debe
“luchar” sola a toda costa por sacar adelante a sus hijos e hijas, y siempre
dejamos a un lado la responsabilidad paterna de los cuidados y atenciones que
deben recibir los integrantes de la familia. También se piensa que las mujeres
estamos obligadas a ser madres, porque se ha construido un mito llamado
“Instinto Materno”, que tenemos tan arraigado hombres y mujeres, que es casi
una obligación llegar a la maternidad.
Cuando
una mujer decide dejar al cuidado del padre a sus hijos e hijas inmediatamente
se le etiqueta como “mala madre”, cuando debe salir a trabajar, cuando decide
continuar estudiando, cuando decide denunciar la violencia familiar que vive,
cuando no sigue el modelo construido de la mamá que lucha por los hijos bajo un
perfil sumiso.
Las
mujeres que han decidido por cuenta propia u obligada a ser madres solteras se
encuentran es un estado de vulnerabilidad económica delicada porque deben
sufragar gastos de alimentación, vivienda, salud, transporte, y generalmente
padecen actos de discriminación en cuanto a los derechos laborales porque
aparte de recibir sueldos bajos, no cuentan con prestaciones sociales como lo
son salud, vivienda.
El
INEGI señala en un comunicado de prensa “Estadísticas a propósito del día de la
Madre 2018”[2]
que de 100 mujeres madres solteras que trabajan, 35 de ellas cuentan con las
prestaciones de ley, es decir 65 mujeres no tienen ningún beneficio que les
apoye en la compra de una vivienda, en seguridad médica, en pensión, etc.
Ser
madre también tiene implicaciones cuando viven violencia familiar, porque lo
primero con lo que son amenazadas las mujeres en quitarles a sus hijos e hijas.
Pedimos
una nueva forma del ejercicio de la paternidad, en la que no todo la carga
económica, de sostenimiento, de educación, de atención esté sobre los hombros
de las mujeres, sino que sean actividades compartidas que lleve a disminuir la
brecha de desigualdad y discriminación contra las mujeres.
Deben
aplicarse las recomendaciones de organismos internacionales de defensa de
derechos humanos de las mujeres, ONU Mujeres, que es impostergable impulsar
política públicas dirigidas a unir a las familias en roles compartidos. Deben
de haber estímulos para madres solteras como es tiempo de maternidad,
flexibilidad de horarios sin afectar los salarios. Asimismo campañas de
sensibilización para hombres en el ejercicio de una nueva masculinidad que
participe activamente en la crianza de los hijos e hijas.
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