lunes, 16 de julio de 2018

FEMINISMOS, Por Gloria Serrato


FEMINISMOS
Colaboración para Global Media
16 DE JULIO DEL 2018.

La violencia contra las mujeres parece un tema complejo y difícil de afrontar para todos los sectores de la población, no atinan las autoridades a encontrar una estrategia para erradicarla, parece que no les queda muy claro por dónde empezar, y se realizan varias acciones que se alejan de una estrategia integral y es una situación que no es exclusiva de una demarcación, sino de todo el país, no sabemos qué hacer y hacia dónde dirigir las políticas públicas para la eliminación de la violencia contra las mujeres.

Hablar de mujeres, feminismo, no violencia contra las mujeres, parecen temas impertinentes como diría Nuria Varela (2008)[1]  porque seguimos aún en estas fechas cuestionando los privilegios que aún persisten en los hombres y que hablan de la desigualdad y por tanto de discriminación hacia nosotras.

Precisamente es el Feminismo el que incomoda, porque se cuestiona las desigualdades que no se borran, tener un pensamiento feminista es justamente empezar por distinguir los prerrogativas con los que han vivido los hombres y que a pesar de los cambios y de las diferentes olas por las que han atravesado los movimientos en favor de los derechos de las mujeres, siguen estancados.

Los movimientos feministas a lo largo del tiempo han sufrido transformaciones porque en cada etapa histórica se ha exigido la igualdad y la libertad, y nos dimos cuenta que estos conceptos con tan amplios como la necesidad de impedir que haya un cambio real en la forma en cómo debemos convivir mujeres y hombres. Han transcurrido tres siglos y estamos pidiendo los mismos derechos que le costaron la vida a muchas mujeres del siglo XVIII que iba desde exigir una distinción lingüística para dejar de invisibilizar a las mujeres, derechos de la propiedad, derecho a la libertad, a la independencia de los varones.

La historia de los movimientos de mujeres para alcanzar la igualdad está impregnada de retrocesos, tiene que ver con los espacios que alcanzamos que aparentemente los hombres ceden, pero que se las ingenian para que los obstáculos sigan siendo más grandes que los derechos humanos de las mujeres. Eso es justamente el Patriarcado, siguiendo a Nuria Varela (2008) esta palabra está inmersa en los movimientos de izquierda y cuando hablamos de emancipación de las mujeres tiene que ver con el rompimiento de las estructuras vigentes, pero las estructuras que no ceden con las mentales en las que la violencia no se ha visto en descenso.

En lo que ha transcurrido el mes de julio se tienen registradas en medios de comunicación dos muertes violentas de mujeres que podrían tipificarse en la figura del delito de feminicidio: el dos de julio en Matehuala, el 15 de este mes en Soledad de Graciano Sánchez. La emancipación que hemos exigido desde la época de la Ilustración queda nulificada con cada feminicidio que se registra, pedimos aún el respeto a la vida, a la libertad.

Las mujeres víctimas de violencia psicológica, física, patrimonial, económica, no encuentran el apoyo necesario para alcanzar la emancipación y que se concreta en que una mujer que ha sido violentada pueda contar con las garantías necesarias para que no sea víctima de feminicidio. Los movimientos feministas han ido en evolución sin embargo desde la perspectiva en que se desenvuelvan siguen pugnando por llegar a una vida equitativa con los hombres, nos damos cuenta que avanzamos dos pasos pero retrocedemos tres, y que el dato más crudo de ese retroceso es que hayan asesinado a una mujer por no poderle garantizar el apoyo de acompañamiento que requiere.

El feminismo institucional avanzó significativamente a raíz de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW ), ha generado estrategias que van orientas a la eliminación de la violencia contra las mujeres, sin que los resultados sean palpables, como muestra es lo que vive San Luis Potosí, que en los meses que han transcurrido ya se registraron 30 feminicidios, es decir un caso por semana.

El feminismo institucional se tiene que reestructurar e implementar políticas públicas que vayan al fondo del problema, por ejemplo no burocratizar el apoyo, acompañamiento y asistencia de las víctimas de violencia que se ofrecen en instituciones públicas,  porque al final se victimiza; los espacios para apoyo deben trabajar adecuadamente como es el caso de los Centros de Justicia para las Mujeres, de los Institutos de las Mujeres, para que se alcance una correcta coordinación entre todas las instituciones de acompañamiento, apoyo, atención.





[1] Varela, Nuria, (2008)  Feminismo para principiantes, Ediciones B,S.A., Barcelona, España.

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