lunes, 8 de mayo de 2017

FEMINCIDIOS Y MANIFESTACIONES

FEMINCIDIOS Y MANIFESTACIONES
Colaboración para el programa A Detalle en Global Media
08 MAYO DEL 2017

La violencia hacia las mujeres y las niñas tiene efectos secundarios que van desde la situación individual de su sano desarrollo hasta el aspecto social y económico de la sociedad en la que se genera y se reproduce este tipo de violencia.  Las mujeres y niñas hemos crecido en un ambiente que ha normalizado la violencia hacia nosotras y nos ha responsabilizado de ella, pero deja secuelas que no se borran.

En días pasados fue encontrada asesinada una mujer en las instalaciones de Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), además en redes sociales oficiales circularon comentarios que alentaban el pensamiento colectivo de la víctima de feminicio tiene la responsabilidad de la violencia, además se le estigmatizó filtrando información sobre su desempeño estudiantil.

Hace apenas un mes el Gobierno de la Ciudad de México inció la campaña de prevención y reducción de acoso sexual y otras formas de violencia sexual en el transporte público, en el marco del programa de la ONU Mujeres “Ciudad Seguras y Espacios Públicos”[1]  que consiste en dejar un lugar reservado en las estaciones del metro sólo para que esperen y se movilicen mujeres y niñas, pero debe ir aparejado con los procesos de reeducación para agresores que aún no se ha definido con claridad cómo se llevará a cabo.

Las manifestaciones de este fin de semana en contra de los feminicidios nos deja en claro muchas posiciones sobre las protestas y del tema que se protesta, de tal manera que se deja ver que existe un clima generalizado de violencia contra las mujeres  tanto en el espacio público como en el espacio cibernético, en diferentes esferas del espacio público e institucional, como lo es la familia, la educación, el Estado. Han reclamado hombres y mujeres, que la protesta no debe orientarse a la UNAM #NiUNAMenos #UNAMFeminicida, que la UNAM no mató a Lisby.

El espacio académico debe reflexionar en el conocimiento que está generando, ha hecho muchos esfuerzos pero también muchos hombres violentos, acosadores y violadores, se han amparado al cobijo de la autonomía para evitar la denuncia de estos delitos, la UNAM desde hace mucho tiempo ha sido uno de los espacios académicos más sólidos del país y del mundo, por ello la protesta, por ello la exigencia, porque antes del feminicidio, había suspendido de Radio UNAM a Marcelino Perelló [2] por los comentarios que había realizado de que “(…) no hay violación si no hay verga” y la Casa de Estudios Universitaria dejó en claro su postura hacia la violencia contra las mujeres.

Esto qué ha pasado nos permite reflexionar en los siguientes aspectos, uno tiene que ver con que reconocer no es suficiente para un país como el nuestro, las leyes, los diagnósticos, las políticas públicas construidas para eliminar, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres debe traducirse a acciones específicas; otro tema es la violencia contextual que disfraza en lo natural, en lo biológico, las practicas normalizadas de violencia sutil, de microviolencia, los machismos de nuestra sociedad que no tienen que ver con el estutus académico, ni económico, ni social; otro tema es el deterioro de las víctimas y el costo económico que ello implica para el Estado [3].

Es claro que las acciones que se han diseñado están separadas de la realidad y se han traducido en recursos económicos aplicados que no alcanzan aún a verse los resultados en una mejor condición de vida para las mujeres y niñas. Por otro lado estamos en medio de una regresión en la apreciación de la violencia contra las mujeres, se está reproduciendo un discurso que quiere hacer creer que estamos exagerando en la dimensión del problema, que nos estamos confundiendo, que la violencia es la violencia contra las mujeres es como cualquier otro delito en una sociedad convulsionada por el clima de violencia generalizada; que ahora con tantas leyes que nos favorecen deberíamos estar satisfechas. Es cuando pensamos que nos falta mucho tiempo para tener la igualdad que nos han exigido organismos internacionales.

Las mujeres víctimas de violencia, acoso, violación, hostigamiento ven un deterioro severo en su vida privada, las secuelas de la violencia deja un gasto catastrófico por la atención médica que implica, además del empobrecimiento porque muchas veces como secuela dejan sus trabajos, su vida productiva. En el documento el costo de la violencia contra las mujeres en México[4] , publicado en 2016, hace un balance de las implicaciones económicas que tiene la violencia contra las mujeres, el deterioro que se confabula para que hablemos de feminización de la pobreza y el poco trabajo realizado en materia de personas que han cometido actos de violencia contra mujeres.

De acuerdo con el documento en cita, en 2015 un total de 11 millones , 645, mil 059 de mujeres vivieron violencia en su relación de pareja, y en 2013 los feminicidios y homicidios de mujeres alcanzaron la cifra de 2 mil 475, y  el total de hombres sentenciados a prisión por más de 3 años por el delito de violencia familiar fueron mil 441 [5].




[1] http://mexico.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/articulos/2017/03/camapana-acoso-sexual
[2] http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2017/04/07/indignantes-las-declaraciones-de-marcelino-perello-activistas
[3] Al respecto véase http://www.endvawnow.org/es/articles/301-consecuencias-y-costos.html
[4]https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/184345/El_costo_de_la_violencia_contra_las_mujeres_en_Mexico_-_oct_2016.pdf

[5] Idem, véase página 34,

No hay comentarios.:

Publicar un comentario