Colaboración
para el programa A Detalle en Global Media
31 DE AGOSTO
DEL 2015
El
camino para las mujeres en los diferentes ámbitos que socialmente se les ha
asignado a los hombres, ha sido muy largo y aún en estas días, en pleno siglo
XXI, sigue cargado de visiones misóginas, machistas y sexistas en torno del
trabajo que desempeñamos muchas mujeres.
Cuando
hablamos del ámbito académico pensamos que para la educación básica, jardín de
niños y primaria las personas que enseñan deben ser mujeres, porque les asiste
ese rol de lo femenino, el rol de lo maternal, que hemos naturalizado a lo
largo de la historia; cuando avanzamos en el terreno académico en secundaria y
bachillerato quienes nos dan las clases que nos llevarán a una carrera profesional
siguen siendo mujeres en su mayoría, pero en las diferentes carreras técnicas,
universitarias ya hay un sesgo, y las materias las imparten en su mayoría hombres.
Pero
además hay otro sesgo dependiendo de la carrera de la que se trate, sigue
permeando la idea que muchas carreras son más fáciles para mujeres por nuestra
condición de mujeres, porque seguimos dándole una extensión de lo doméstico al
quehacer profesional.
Hace
algunos años decidí comprobar que la mayor parte de la investigación que se
realizaba en la Facultad en la que daba clases de la Universidad Autónoma de
San Luis Potosí (UASLP) tenía la pauta para que sólo la hicieran hombres, y que
para ser investigadoras se debe contar con un título académico de doctorado, y
contar con perfil Promep que es un programa que depende de la Secretaría de
Educación y que da los requisitos que debe tener una profesora, además de ello,
se debe pertenecer al Sistema Nacional de Investigación, que dependiente del CONACYT.
Después de este filtro ya eran muy pocas las mujeres que pudieran llegar.
Agregamos
otros factores como la condición de ser mujer y la relación inmediata con la
maternidad, con ello se les negaba la posibilidad de avanzar en la
investigación científica disfrazando los hechos en la naturalización de la misoginia.
De una
planta docente de aproximadamente 40 profesores investigadores, sólo cuatro
eran mujeres y con estatus de investigadoras nacionales. Y en lo relacionado
con profesores hora clase apenas éramos 6 las mujeres que trabajábamos bajo esa
modalidad.
¿Qué
pasaba? Que se siguen dando las prácticas de misógina a la hora de seleccionar
personal, además de las que tienen que ver las amistades y tráfico de
influencias para acceder a una plaza de profesor investigador (así es el
título) a pesar de que se hace pública una convocatoria para tal efecto, y es
un tribunal colegiado quienes deciden quienes deben acceder a dar clases a los
estudiantes universitarios.
De
acuerdo con los datos del SNI (Sistema Nacional de Investigación ) en 2010 la
tercera parte de los candidatos a investigadores eran mujeres en su mayoría en
áreas de biología, química e ingeniería. Eso era muy significativo porque
estábamos abriéndonos paso las mujeres en un terreno eminentemente masculino. [1]
el documento consultado del Instituto Nacional de las Mujeres señalaba que la
mayor parte de la presencia femenina estaba en áreas como las Humanidades, las
Ciencias de la Salud y Medicina. Las
áreas con menos mujeres era las Ciencias físico matemáticas
Pero
además había más datos, el SNI se divide
en: Candidatos, Nivel I, Nivel II y
Nivel III, de todos los investigadores nacionales apenas el 19.1 del nivel III
son mujeres. Es decir de cada 10 apenas 2 son mujeres en el nivel más alto de la
investigación en nuestro país.
Tenemos
muy pocas científicas mexicanas, y esto nos hace reflexionar en la educación que
en nuestro país estamos dando a nuestras estudiantes para motivar que más
niñas, adolescentes y mujeres continúen sus estudios y más allá de eso, que tengan
las garantías para que cuando una mujer alcanza el grado académico alto tenga
las posibilidades de acceder a ser investigadora sin presiones, sin chantajes, sin
acoso.
Es
indispensable revisar con profundidad el curriculum oculto, es decir cómo y
quién diseña los planes de estudio, quienes establecen las referencias
bibliográficas que estudiamos, cómo les enseñamos a nuestras niñas, a nuestras
adolescentes a nuestras universitarias.
Desde hace años se trabaja en la transversalización de los programas de estudio
con perspectiva de género en los planes y
programas de estudio, en la investigación, vinculación y extensión de la
cultura, cuáles son los resultados, que debemos esperar.
[1] http://www.inmujeres.gob.mx/index.php/sala-de-prensa/inicio-noticias/397-solo-una-tercera-parte-del-sistema-nacional-de-investigadores-son-mujeres
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