DÍA INTERNACIONAL DE LOS NIÑOS VICTIMAS
INOCENTES DE AGRESIÓN
Colaboración
para el programa A Detalle en Global Media
06 DE
JUNIO DEL 2016
Los
niños y las niñas son la población que más sufre y que es víctima de las
personas adultas, la que tiene que someterse a la decisión de otros para que
les digan que es lo que se debe hacer; la población infantil es víctima de
maltrato físico, mental y emocional. Tras actos de violencia hay secuelas que
pensamos que por ser menores, el tiempo borrará
y no es así.
La
organización de Naciones Unidad declaró en 1982, que cada 4 de junio se
conmemora el Día Internacional de los Niños víctimas inocentes de la agresión,
esto derivado del gran número de infantes de Palestina y de Líbano que son
víctimas inocentes de la agresión. Pero no sólo en esos países se dan actos
crueles en contra de niños y niñas.
A partir
de esta fecha se ha estado haciendo visible que los niños y niñas viven en
entornos violentos, que no sólo tienen que ver con su contexto demográfico,
social y cultural, sino en sus propios hogares. Según datos de la UNICEF cada
cinco minutos en algún lugar del mundo un niño o niña muere a consecuencia de
la violencia[1].
El año
pasado un grupo de jóvenes de 18 países[2]
, sobrevivientes de abuso, de maltrato, de la indolencia de los adultos,
enviaron a dirigentes del mundo un mensaje claro de cese de la violencia contra
de niños y niñas, con el dolor que implica recordar los hechos vividos,
contaron sus historias.
Se ha
avanzado en la modificación y creación de leyes que permitan a los niños y
niñas ser escuchados y ser atendidos, que se vigile y garantice por encima de
todo el bien superior menores. Que sean respetadas sus opiniones. Pero aún
faltan acciones dirigidas a regiones concretas, pues aunque la situación de
violencia que padece la población infantil es similar en diferentes partes del
mundo, cada zona tiene situaciones complejas del maltrato a niños y niñas.
Mientras
en Palestina los niños son reclutados desde edades muy tempranas, las niñas
víctimas de abuso sexual al considerarlas botines de guerra. En otras regiones
la esclavitud sexual, en otras el desplazamiento, en otras la falta de
libertades. En otras la propia violencia ejercida por la familia.
Los
relatos de las personas jóvenes víctimas de violencia deben hacernos
reflexionar no sólo en la necesidad de la elaboración de leyes que les permitan
gozar de la protección necesaria de parte del Estado, sino en un cambio de
paradigma en el trato a niños y niñas, un trato justo y equitativo, no desde la
visión céntrica y audultocrata en el que se veía que por ser personas pequeñas
no podían opinar sobre los temas que les afecten.
La ONU
para proteger a las personas infantiles solicitó a los países miembros como
parte de los Objetivos del Milenio mejorar su nivel de salud y su nivel de escolaridad. En una primera parte se
consideraba que los daños que podrían sufrir niños y niñas por tratos crueles,
no tenían las secuelas psicológicas y emocionales que tiene.
Para
pensar en el futuro de niños y niñas no sólo son necesarias las adecuaciones a
nuestro marco legal, sino indispensable el cambio en el pensamiento, en la
forma de ver y tratarles, en la manera a evitar la agresión como mecanismo de
dirigir y encauzar el comportamiento. Indispensable repensarnos como sociedad
al momento de utilizar a niños y niñas para la explotación, la agresión y el
maltrato.
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