jueves, 4 de septiembre de 2014

Amor consciente y pleno


Amor consciente y pleno.
04 SEPTIEMBRE DEL 2014.
A DETALLE

El amor es un tema del que hablamos poco con la seriedad que merece este punto clave en la vida de las personas.  El amor lo vemos siempre en la esfera de la vida privada, pero lo necesitamos en la esfera pública para sentirnos bien.  A los seres humanos no nos explican cómo tenemos que amar, es con el ejemplo como podemos observar cómo debe llevarse la relación con las personas.

¿Estamos educados para amar conscientemente?  El amor es crucial para el desarrollo emocional armónico de todos y todas, y le dedicamos muy poco tiempo a enseñarles a los miembros de nuestras familias a relacionarse adecuadamente. Las relaciones interpersonales son el pan nuestro de cada día, hablamos de cómo nos tratan las otras personas con que nos rodeamos, nos ponemos contentos y contentas si alcanzamos buenas amistades y por el contrario nos sentimos tristes si algo no funciona en nuestra red de amigos y amigas.

El amor como lo conocemos, nos lo han puesto en dos presentaciones: amor físico y amor filial, esta clasificación general estuvo dada desde la antigüedad. Los griegos pusieron mucho empeño en explicarnos los diferentes tipos de amor, sin darle mayor preponderancia a uno sobre otro, es en la cultura occidental como le ponemos mayor énfasis al amor filial, el amor carnal pasional tiene que ver con la relación de pareja, y con las diferentes religiones y regulación del Estado circunscrito a una relación estable y formal.

Las relaciones de pareja son trascendentes para el correcto desarrollo de la sociedad por eso nos regula cómo debemos mantener una familia para que pueda tener incluso todos las garantías que el Estado ofrece. Cada vez más nos abrimos a nuevas posibilidades de parejas, y que al Estado junto con la Iglesia le está costando mucho trabajo aceptar: Matrimonios homosexuales, adopciones por parejas de este tipo.
El amor como lo conocemos es una construcción social, nos han enseñado sobre todo a las mujeres que nuestro rol es ser una mujer amorosa con la familia, con los hijos, con el esposo. Esa parte inicial de aproximarnos a encontrar una pareja, ya sea los hombres o las mujeres, esta rodeada de una capsula a veces no razonada de con quien debo formar una pareja para establecer una familia.

A hombres y mujeres nos han dicho ancestralmente, en una visión tradicional que el amor es natural, que somos seres amorosos y que cuando llega el amor de la vida llega en el momento menos esperado, casi sin hacer nada, llegara la persona ideal que es la que nos moverá muchas emociones para formalizar una relación y vivir en pareja.

Le dejamos toda nuestra responsabilidad  consciente de seleccionar con quien queremos compartir nuestra vida a Cupido y como advierte Lagarde (Lagarde 2003)[1]  el amor debe ser razonado, debe plantear qué queremos, qué proyecto de vida deseamos formar. Esto nos habla de dejar de lado la visión tradicional del amor y empezar el enamoramiento desenamorándonos[2] .

Esta primera etapa en la relación afectiva de cualquier persona si no esta bien fundada, no está analizada, con pleno conocimiento de quién es la pareja, nos puede llevar a muchas situaciones límite. No necesariamente amar razonadamente nos va a salvar de tener conflictos en una relación, pero es un punto importante a considerar para evitar violencia intrafamiliar, maltrato a infantes, violaciones, etc.

De acuerdo con datos de la a Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del 2011, [3] “(…) el 46.1 por ciento de las mujeres de 15 años , y más sufrió algún incidente de violencia por parte de su pareja (esposo o pareja, ex-esposo o ex-pareja, o novio) durante su última relación.
El estado que mayor número de casos es el estado de México con un 56.9 porciento, le siguen Nayarit (53.7%), Sonora (53.7%), el Distrito Federal (51.9%) y Colima (50.2%). La entidad federativa con menor prevalencia de violencia de pareja es Chiapas, con 29.8%.”

Por tipo de violencia la encuesta menciona:
Violencia emocional. 4 de cada 10 mujeres en México (42.4% ) han sido humilladas, menospreciadas, encerradas, les han destruido sus cosas o del hogar, vigiladas, amenazadas con irse la pareja, correrlas de la casa o quitarle a sus hijos, amenazadas con algún arma o con matarlas o matarse la pareja.
Violencia económica. 2 de cada 10 mujeres en México (24.5%) han recibido reclamos por parte de su pareja por la forma en que gastan el dinero, les han prohibido trabajar o estudiar, o les han quitado dinero o bienes (terrenos, propiedades, etc.).
Violencia física. A 13 de cada 100 mujeres en México (13.5%) su pareja la ha golpeado, amarrado, pateado, tratado de ahorcar o asfixiar, o agredido con un arma.
Violencia sexual. A 7 de cada 100 (7.3%) les han exigido o las han obligado a tener relaciones sexuales sus propias parejas, sin que ellas quieran, o las han obligado a hacer cosas que no les gustan.






[1] LAGARDE, Marcela, Negociaciones feministas para el amor.
[2]  IDEM.

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