FEMINICIDIO,
ÚLTIMO ESLABÓN DE LA CADENA DE VIOLENCIA DE GÉNERO
POR
GLORIA SERRATO
Escuchamos muchas veces voces a
nuestro alrededor en el sentido de que las mujeres somos responsables de que
los hombres actúen violentamente en contra nuestra, pues nosotras somos los que
los educamos, las que los guiamos, las que los formamos. Esa responsabilidad
socialmente adquirida a partir de las diferencias biológicas nos ha limitado y nos
ha encargado que asumamos este compromiso a través de los tiempos, por lo que
si un varón es violento la carga de culpas se va de manera instantánea a las
mujeres, tanto la madre, o la novia, o la esposa, o la alumna, o la niña.
Esas voces son aún más graves cuándo
nos dicen “que tonta, cómo no lo deja, seguro le gustan las golpes, los golpes
ingren” estas expresiones son cotidianas cuando nos enteramos de mujeres que
son víctimas de violencia por su condición de género. ¿Cómo romper este círculo
que nos envuelve y nos juzga? ¿Cómo atenuar la culpa social que nos han
asignado a las mujeres? Somos responsables simbólicamente de la violencia que
nos propinan, pues el contexto social se ha encargado de reforzarlo. Desde la
religión, dominada por hombres, en las que es la propia biblia y toda la leyes
que rigen a las jerarquías religiosas, que parten de la idea de que la mujer es
inferior al hombre, Surgimos de él, de un costado, solo por citar este ejemplo.
Sin embargo coincidió completamente
con la propuesta de la doctora Julia del Carmen Chávez Carapía, del centro de
Estudios de la Mujer de la Escuela Nacional del Trabajo[1] en el sentido que “la violencia es una
elaboración social en la que intervienen la estructura económica, política y
cultural para reproducir la construcción de las relaciones violentas es decir
hay un efecto en la mente del individuo que termina por asumir los valores que
su contexto social le determina; por tanto, reproduce en su vida cotidiana y de
una generación a otra, relaciones de poder, dominación y sumisión tanto en la
socialización familiar como en la contextual que implica los ámbitos social y
cultural”.
Así que, desde éste punto de partida,
no podemos hablar de que sólo es competencia de la mujer la respuesta a saber
por qué es víctima de violencia y las razones por las cuáles no abandona la
situación que la lleva en mucha de las ocasiones a la muerte.
Una perspectiva de estudio sobre la
muerte de las mujeres en situaciones violentas a manos de un agresor que
generalmente es su familiar directo, esposo, padre, novio, etc. se ha centrado
en el estudio de la víctima y del agresor, dejando de lado muchos elementos de
significación que nos hablan del problema fundamental: la violencia social que
engendra y reproduce actos violentos contra personas que casi siempre son las más
vulnerables, como son los niños y niñas,
adultos mayores y mujeres.
Tenemos que remitirnos a varios
aspectos para identificar los factores que llevan a una mujer a entablar una
relación que incluya sentimientos con una persona que puede conducirla a una
vida cargada de actos violentos y quizá hasta asesinarla, entre ellos
interrelacionar los espacios público y privado. Para ello, se ha hecho un
seguimiento periodístico de los últimos meses en San Luis Potosí, saber qué se
lee sobre el tema, el manejo de la información que se hace y el seguimiento que
en algunos casos puede llevar una información.
Metodología:
Esta investigación la centramos en el
análisis de los textos periodísticos de los medios de comunicación impresos El
Sol de San Luis, El Pulso, La Razón, El Mañana de Ciudad Valles y La Jornada.
El periodo de análisis son los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre del año 2012,
se llevó un seguimiento periodístico de los actos violentos contra mujeres,
dividiéndolos de la siguiente manera:
Asesinatos y Suicidios
Violaciones
Violencia de hombres a sus parejas
Violencia en general
Información de las instituciones sobre
la violencia
Caso Karla Pontigo
Al llevar a cabo la revisión de los
textos periodísticos fue necesario separar la información en estas
clasificaciones presentadas, pues es importante reflexionar sobre las causas
que originan que un hombre mate a su pareja, o la lleve al límite de sus emociones
para que tome la decisión de quitarse la vida. Fue importante tomar como base
de este análisis dos estudios sobre el tema, uno de ellos es el ya cita de la
Doctora Julia del Carmen Chávez y el otro emprendido por la Maestra Julia
Estela Monárrez Fregoso “La cultura del feminicidio en Ciudad Juárez,
1993-1999”[2] El primero es una referencia para
identificar con claridad la importancia del contexto cultural y social para
identificar la violencia como un proceso de socialización y el otro documento,
nos fue de utilidad para identificar un mecanismo para contar con datos sobre
asesinatos de mujeres, toda vez que no existen a la fecha cifras oficiales
emanadas por un banco de datos de las instituciones gubernamentales.
Asesinatos y suicidio
Se localizaron 22 textos
periodísticos, que hacen referencia a 13 muertes de mujeres, de las cuales sólo
tres podrían ser muertes vinculadas al crimen organizado.
En el mes de junio una joven
adolescente Lupita Viramontes de 15 años fue asesinada por su ex novio y dos
primos de él, la secuestraron, la asesinaron y pidió rescate haciendo creer a
los padres de la menor que estaba viva.
En septiembre ejecutan a dos jóvenes
mujeres, de las que no se escribieron sus nombres, una de ellas logró llegar
con vida al hospital pero ya ahí, tuvo una muerte que le pareció extraña a su
familia. Estas muertes aparentemente tenían las características de hechos
relacionados con el crimen organizado. Además una adolescente de 16 años fue
estrangulada por su tío (que no señala el texto periodístico el nombre de la
menor) relata el texto periodístico que el tío se molestó porque la jovencita
conversaba con algunos amigos y la asesinó por estrangulamiento. Y una joven
maestra a manos de su esposo el 10 de septiembre, en el municipio de Villa de
Ramos.
[1]
CHAVEZ CARAPIA, JULIA DEL CARMEN, Violencia Familiar, Cuadernos de
Investigación del Centro de estudios de la Mujer, Número Uno, ETNS/UNAM, México
2005, 132 páginas.
[2] MONÁRREZ
FREGOSO Julia Estela, “La cultura del feminicidio en Ciudad Juárez, 1993-1999”,
Revista Frontera Norte, enero-junio, Vol. 12, número 23, El Colegio de la
Frontera Norte, México, 2000.
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