VIOLENCIA
CONTRA LAS MUJERES,
27
NOVIEMBRE 2014.
A
DETALLE
Recordar una fecha, recordar un día especial, un día para
hacer conciencia, un día para no olvidar es una manera de hacer eco entre las
personas, para decirle no hemos avanzado lo que esperábamos, nos hace falta más
allá de la sensibilización nos hace falta actuar.
Nuestra mente es muy frágil y necesita que le recordemos que
las personas a veces no siempre actúan en concordancia con los valores
fundamentales. Sobre la erradicación de la violencia contra las mujeres cada 25
de noviembre se vuelcan los medios de comunicación en darle espacio a las
actividades que desarrollan instituciones y organizaciones no gubernamentales.
Las instituciones ese día nos advierten de estadísticas nada alentadoras sobre
la violencia hacia mujeres ¿qué hacen el resto del año?
La violencia contra las mujeres tiene que ver con muchos
aspectos de orden social y cultural, podemos observar que si bien en algunos
círculos las personas cambiaron la visión androcéntrica y hay una equidad en
las relaciones entre hombres y mujeres, esto no se da en todas las esferas de la
sociedad. Se ha advertido por diferentes estudios que hay una relación directa
con la situación económica y cultural, pero no es determinante, la cultura
machista de violentar a las mujeres es sistemática, queremos que disminuya, que
no haya más actos violentos contra ninguna de nosotras.
El contexto en el que se desarrolla una persona la hace más o
menos vulnerable a actuar de manera violenta contra las mujeres.
En San Luis Potosí, la legislación para erradicar y sancionar
la violencia contra las mujeres fue promulgada en agosto del 2007 y el
reglamento que le rige en enero del 2008[1] es similar a la Ley Federal de Acceso de las
Mujeres a una Vida Libre de Violencia, con carencia de definiciones específicas
sobre todo la parte de introducir el elemento de acoso sexual, que no está
previsto. A pesar de que podemos contar con una ley que prevé que la mujer
mejore sus condiciones de vida mediante la denuncia, lo cierto que en la vida
cotidiana, debe hacer un recorrido multi institucional para hacer valer sus
derechos.
Hay factores que provocan una cadena de violencia contra la
mujer, y uno es el que se mide por el Índice de Desarrollo Humano, que se
genera con la medición de por ejemplo, suicidios, mortalidad materna,
porcentajes sobre mujeres que concluyen la educación básica, porcentaje de mujeres incorporadas al trabajo
remunerado, el número de nacimientos, la demanda de métodos de anticoncepción,
edades en que la mujer se convierte en madre, salario con respecto del varón,
además del nivel de ingreso y si es o no cabeza de familia.
Estos factores los establece el Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo, y la relación que existe comparativamente con las del
hombre hacen que sea mayor o menor y en relación también con otras entidades
del país. En la entidad en este índice ocupamos el lugar 23, que si bien no
está del todo mal, hay factores que nos nuestras que hay vulnerabilidad para las mujeres.
San Luis Potosí se incrementó el número de violaciones, que
es un indicador de violencia contra las mujeres, y de 22.7 se pasó a 30.4 por
cada 100 mil mujeres, además de un índice cada vez mayor de egresos
hospitalarios de mujeres atendidas por golpes, circunstancias accidentales y
que cada 10 mujeres que ingresaron 4 tuvieron que ser atendidas
quirúrgicamente. La mayor incidencia de casos las encontramos en la ciudad
capital.
A partir del 2007 según los datos que he tomado del documento
“Violencia Feminicida en México”, en lo relativo a San Luis Potosí, elaborado
por la 51 Legislatura Federal, Onu Mujeres y el Instituto Nacional de la Mujer,
abarcando datos desde 1985 al 2010, en la entidad los datos sobre los temas que
se tratan en el documento son a partir del 2005, es decir antes de esa fecha no
se llevaba una estadística y la responsabilidad de la actualización de esas
cifras recae en el Instituto Estatal de la Mujer.
La consecuencia final por citarlo de alguna manera, de la
violencia especialmente contra la mujer, es la muerte, que puede ser por causas
accidentales, suicidio u homicidio, que para la ley que cité ya se menciona
como feminicidio si reúne ciertas características vinculadas a la violencia de
género. Y es alarmante como las estadísticas que tenemos en San Luis Potosí,
nos muestran una entidad que ocupa el tercer lugar en el 2010 en cuanto al
número de suicidios, y la relación con las estadísticas nos advierten que ha
crecido la violencia emocional que se presenta en 3 de cada 10 mujeres, que dijeron
haberla sufrido.
Los municipios más violentos fueron San Luis Potosí y Ciudad
Valles que se encuentran entre los 50 ayuntamientos del país con mayor número
de muertes de mujeres en el 2010 y ocupan los lugares 25 y 27, respectivamente.
Siete de cada 10 muertes que ocurren en el estado en 2010, suceden en alguno de
estos municipios. Con menores incidencias, pero muertes de mujeres relacionadas
con la violencia intrafamiliar se incrementaron en Villa de Reyes, Soledad de
Graciano Sánchez, Villa Hidalgo, Ahualulco, Mexquitic, Rioverde y Tampacán.
Tenemos que tratar de no ver las cifras sólo como
estadísticas, sino de que le ocurren a mujeres que han sufrido violencia en sus
diferentes modalidades, de humanizar estos datos y reflexionar que le está
ocurriendo a una mujer que ha padecido violencia de su entorno cultural, social
y laboral. Vemos muchas noticias donde la mujer tiene que dejar momentáneamente
a sus hijos para irse a trabajar y la castigamos con los titulares en la
prensa, con nuestros comentarios, con nuestras razones culturales y de género
para advertirle que no debe fallar a su función biológica y cultural de cuidar y responsabilizarse de
los hijos.
“La violencia
contra la mujer no es el resultado de la falta de ética personal u ocasional,
sino que está más bien profundamente arraigada en las relaciones estructurales
de desigualdad entre el hombre y la mujer. (…) Las raíces de la violencia
contra la mujer están en la desigualdad histórica de las relaciones de poder
entre el hombre y la mujer y la discriminación generalizada contra la mujer en
los sectores tanto público como privado.
Las disparidades patriarcales de poder, las normas culturales
discriminatorias y las desigualdades
económicas se han utilizado para negar los derechos humanos de la mujer y perpetuar la violencia”. [2]
[1] La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del
estado de San Luis Potosí
[2]http://www.un.org/womenwatch/daw/public/VAW_Study/VAW-Spanish.pdf. Poner fin a la violencia contra la mujer, de
las palabras a los hechos, Estudio del Secretario General de Naciones Unidad,
fecha de consulta 26 de noviembre del 2013.